El Manifiesto del Partido Comunista es la Programa de las Comunistas hasta el Comunismo

Descargar PDFImprimir documento

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El Manifiesto del Partido Comunista es la Programa de las Comunistas hasta el Comunismo


Este año en febrero se cumplen 174 años de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista y en este mes de enero se cumplen 174 años desde que Marx y Engels, principalmente Marx lo establecieran. Es un gran acontecimiento que estamos celebrando en este periódico junto al proletariado internacional, sus partidos y organizaciones comunistas y con los pueblos del mundo.

“El manifiesto” es el punto de partida del movimiento comunista internacional (MCI), son 174 años desde su aparición. Antes hubo intentos ya hay antecedentes, si los hay; en el propio trabajo de Marx y Engels tenemos su participación en la Liga de los Justos, que por laucha a su interior de Marx y Engels se cambió a Liga de los Comunistas era un amasijo de ideas diversas, no era una clara expresión del proletariado. Es recién con el Manifiesto del Partido Comunista, que es su nombre completo, que por vez primera los comunistas plantean su posición y su programa y es el punto de partida, la piedra angular o la primera piedra sobre la cual se levanta todo nuestro edificio, todo lo que es el grandioso marxismo-leninismo-maoísmo; es a partir del Manifiesto que sigue siendo bandera válida hasta el comunismo, no como dijo Jruschov: que había terminado su misión con el programa del PCUS del año 61, pretendiendo quitarnos la posición de clase e introducir una podrida concepción burguesa, una revisión cabal y completa de todo el marxismo. Por eso, El Manifiesto es nuestro punto de partida, la primera piedra miliar, miliar porque miles de años va a durar y cuando haya comunismo seguirá siendo considerado como ese gran comienzo que llevó a la nueva humanidad.

En enero de 1848, en el Manifiesto Comunista elaborado por Marx y Engels se establecen los fundamentos y el programa del proletariado. Por lo tanto, la ideología del proletariado internacional, en el crisol de la lucha de clases, insurgió como marxismo deviniendo marxismo-leninismo y, posteriormente, marxismo-leninismo-maoísmo. Así, la todopoderosa ideología científica del proletariado, todopoderosa porque es verdadera, tiene tres etapas: 1) marxismo, 2) leninismo, 3) maoísmo; tres etapas, momentos o hitos de su proceso dialéctico de desarrollo; de una misma unidad que en ciento setentaicuatroaños, a partir del “Manifiesto”, en la más heroica epopeya de la lucha de clases, en encarnizadas y fructíferas luchas de dos líneas en los propios partidos comunistas y la inmensa labor de titanes del pensamiento y la acción que solamente la clase podía generar, sobresaliendo tres luminarias inmarcesibles: Marx, Lenin, Mao Tse-tung, mediante grandes saltos y tres grandiosos nos ha armado con el invencible marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo de hoy.

Son 174 años de desarrollo de la revolución proletaria mundial, algunos se llenan de pesimismo por las derrotas que hemos tenido en nuestro largo, duro y glorioso camino y niegan nuestro avance, nosotros somos optimistas orgánicos porque somos materialistas dialécticos, vemos la historia de otro modo, savemos que lo avanzado nunca se pierde, así fue como adquirimos el andar erguidos, también el niño no aprende a caminar de una vez, sino que lo logra después de muchas caídas y levantadas, pero siempre en avance.

Tomemos lo establecido por el Presidente Mao, sobre la continuación de “la lucha antagónica entre proletariado y burguesía en el socialismo, entre camino socialista y capitalista, y entre socialismo y capitalismo”.

Lenin, que instaurada la dictadura del proletariado seguía la lucha de clases, cruenta e incruenta. El camarada Stalin, el 36, al fundamentar la Constitución de la URSS, va a decir que en Rusia ya no hay clases antagónicas; pero, en “Problemas del Socialismo” de los inicios de los 50, el camarada Stalin va a reconocer que se ha equivocado, que existen clases antagónicas, demasiado tarde, el camarada murió el 53.

El Presidente Mao, teniendo en cuenta ya lo dicho sobre clases, nos va a plantear la ley fundamental del socialismo, o sea ley fundamental es la base pues, el fundamento de la ley general, la línea política general, por eso le llaman la línea política fundamental. ¿Cuál es el problema? El problema de que hay lucha de clases antagónica, no está definido quién vencerá a quién; históricamente, sí, sabemos que el proletariado vencerá, pero políticamente, concretamente, prácticamente es una ardua contienda, encarnizada contienda. Es ahí cuando el Presidente Mao comienza a desenvolvernos cada vez más la largueza temporal de la lucha de clases y del socialismo, cada vez más y más claro el Presidente nos plantea que el proceso de la lucha de clases y del socialismo va a ser largo; por eso es que al final de su vida, él va a decirnos prepararse para quinientos o mil años para llegar al comunismo, ¿así no dice?, ¿por qué habrá dicho eso pues?, ¿así se concebía en tiempo de Lenin?, No camaradas.

“Restauración y contrarrestauración”. Lenin había dicho que había que prevenirse contra la restauración. Pero es el Presidente Mao, quien va a desarrollar esa tesis de Lenin que en Lenin es una idea germinal, básica, obvio. El Presidente Mao nos va a plantear restauración-contrarrestauración. Ya el 63, en la Carta China o la Proposición del Programa General, ahí se dice: que los países socialistas tienen que ver la cuestión de restauración-contrarrestauración.

El Presidente Mao estudia China, un gran conocedor de la historia China, quien no conoce su pueblo ¿qué revolución quiere dirigir?, en la cabeza, en la imaginación. En China, ellos habían tenido una gran contienda histórica entre esclavismo y feudalidad, entonces lo nuevo era feudalidad, el Presidente precisa que son 250 años los que necesitó la clase nueva -entonces la feudal, los que necesitó para afincarse en el Poder. ¿Esa es una realidad?, sí, es una realidad. El ejemplo de la revolución francesa, 1789, pero solo se afinca la burguesía en el Poder en 1871, cien años después; entre tanto, hay varias restauraciones, ¿o no es así?, hasta un imperio, el que se derrumba precisamente el 70, el de Napoleón III. Así, que lo que dice el Presidente Mao no es exclusivo para China, es un proceso de la historia: el afincamiento de las clases nuevas en el Poder. En nuestro caso, como comunistas tenemos otra situación que es la extinción del Poder, de la dictadura del proletariado, pero eso es pues el comunismo, eso es el comunismo, no es nuestro problema, ni en lo inmediato ni en lo mediato que sea nuestro problema; primero, tendríamos que barrer al imperialismo y a la reacción de la faz de la tierra y aún no están barridos, luego vendrá socialismo-capitalismo, ¿cuánto tiempo?, y luego vendrá el comunismo recién. Así que largo trecho hay por delante, por eso es que los comunistas podemos tener desinterés absoluto como ha demandado el Presidente Mao, somos el ejemplo vivo de lo que es la clase porque ella nos ha formado así, y si nosotros chocamos con esos principios de la clase, es el lastre que tenemos. Este problema es sustantivo, restauración-contrarrestauración.

¿El problema, cuál es?: mucho lloriqueo. Ya Lenin nos enseñó cuando tuvieron un revés en un Congreso, ¿qué dijo él?: “no lloriqueéis”, “los reveses, las derrotas no se las lloran, se saca lección”. Lo que tenemos que ver es cómo el Poder de dictadura del proletariado se instaura y va avanzando y son avances innegables: 1871, Comuna, efímera, pero Comuna, Poder nuevo, dictadura del Proletariado por vez primera concretada en la Tierra; 1905, los Soviets; 1917, 1949, 1966. Son pasos del desarrollo del Poder del proletariado hacia el afincamiento de la dictadura del proletariado, afincamiento, no puede decirse definitivo, ¿por qué?, porque conforme se ha establecido desde Marx, reiterado por Lenin, por el Presidente Mao, el establecimiento de la dictadura del proletariado es el comienzo de la extinción; si no pensamos en eso, no somos comunistas, por eso no podemos decir afincamiento definitivo, su afincamiento por un largo trecho histórico hasta que se dé el salto definitivo al comunismo, ahí se extinguirá como magistralmente ha sido establecido por Engels, ese término es extraordinario, ¡se extingue!, esta palabra es insustituible, no puede ponerse otra.

Así, que lo que corresponde a los comunistas, es que debemos sacar lecciones y más bien ver el derrotero de cómo la clase avanza a su afincamiento, como la dictadura del proletariado avanza a su afincamiento, cómo la vanguardia del proletariado avanza en conducir la revolución en todo el mundo, eso hay que pensar. ¡Mucha jeremiada!. No se ve pues la ley restauración-contrarrestauración, eso es, y no se ve los pasos dados ni el avance de la clase. Esas jeremiadas ¿qué expresan?: ¡pesimismo histórico! ¿dónde está la firmeza de la clase, dónde está pues el rumbo histórico incontrovertible al comunismo, quien lo va a detener? ¡nadie! Eso es extraordinario.

Entonces, no puede haber confusión en cuanto se plantea sólo “nueva era” y no la “era del imperialismo y la revolución proletaria”- en la Propuesta de Balance y actual Línea Política General publicado por el Comité Coordinador de la Conferencia Internacional Maoísta Unificada-, aquí se tiene la respuesta:

En primer lugar, que la Gran Revolución de Octubre de 1917 abre la era de la revolución proletaria mundial. Está bien claro que es nueva era, es la era de la revolución proletaria mundial. ¿Qué quiere decir? Que ha terminado la revolución mundial dirigida por la burguesía, eso quiere decir, que ha durado más o menos unos 400 ó 300 años.

En segundo lugar, que si antes se puso así: “era del imperialismo y la revolución proletaria”, es porque el imperialismo está al comienzo de la nueva era y, principalmente, porque madura las condiciones para la revolución. Hoy estamos en el “período de los 50 a 100 años” en que barreremos al imperialismo de la faz de la tierra, de allí todavía quedará a la clase un largo camino para entrar al comunismo de sucesivas revoluciones culturales siempre mediante la guerra popular.

El Presidente Mao dijo: “el triunfo de la revolución democrática no es sino un paso en un camino de diez mil li”, ¿así no lo dice?, un paso en el camino de diez mil li, cada li tiene 500 metros o sea sería cinco mil kilómetros, ¡un paso! quedan 4,999 por delante, ¿tenía una clara visión o no?, claro pues, esto es sumamente importante. Hay quienes se desesperan y muestran profundo pesimismo y eso si no se combate los llevará inevitablemente al pantano vecino.

Y, según Lenin, es la fase superior y última del capitalismo, capitalismo monopolista, parasitario o en descomposción y agonizante. Para ser mas claros:

Capitalismo. ¿Es el capitalismo un modo de producción, es el último o no?, o ¿es el imperialismo otro modo de producción? Para nosotros, es claro que el capitalismo es el último modo de producción, lo que sucede es que se ha especificado un pre-monopolista y un monopolista, eso es imperialismo, nada más, vemos cómo lo que era una unidad, el capitalismo, se diferencia en dos partes, ¿o no? Ahora, el imperialismo ¿será igual siempre o tendrá un proceso de desarrollo?, en síntesis, ¿la descomposición del imperialismo se acrecienta o siempre ha sido igual?, entonces está por definir los momentos del proceso del imperialismo, ¿o no tendrá proceso? no existe nada en la tierra que no tenga, creemos que, es así.

En la Propuesta de Balance y actual Línea Política General publicado por el Comité Coordinador de la Conferencia Internacional Maoísta Unificada, está escrito sobre el Manifiesto y la historia del MCI en forma justa y correcta lo siguiente:

Nos reafirmamos en la plena vigencia del Manifiesto del Partido Comunista de 1848 (incluidos todos sus prefacios y notas escritos por Marx y Engels, especialmente el prefacio de 1872). Nos reafirmamos, en que es la partida de nacimiento y piedra angular del Movimiento Comunista Internacional, que estableció los principios fundamentales y el Programa de los revolucionarios proletarios. Dado que nuestros grandes fundadores, Marx y Engels, emitieron este gran llamado y lema: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, esta consigna de combate inspira las luchas del proletariado en todo el mundo y lo guía por el camino de la emancipación. Las llamas de la revolución encendidas por Marx y Engels incendiaron el mundo, cambiando para siempre el curso de la historia mundial.

Marx dijo: “La experiencia del pasado nos enseña cómo el olvido de los lazos fraternales que deben existir entre los trabajadores de los diferentes países y que deben incitarles a sostenerse unos a otros en todas sus luchas por la emancipación, es castigado con la derrota común de sus esfuerzos aislados”.

Lenin estableció que el verdadero internacionalismo proletario requiere: “primero, la subordinación de los intereses de la lucha proletaria en un país a los intereses de esta lucha a escala mundial; segundo, que la nación que está alcanzando el triunfo sobre la burguesía sea capaz y esté dispuesta a hacer los mayores sacrificios nacionales en aras del derrocamiento del capital internacional”. El Presidente Mao caló el internacionalismo en su más profundo sentido al afirmar que “es el espíritu del comunismo”.

De esta forma, la historia del Movimiento Comunista Internacional es un glorioso proceso de lucha, a través del cual los comunistas en el mundo lucharon y luchan para unirse al servicio de alcanzar la meta inalterable: la sociedad comunista.

En esta heroica lucha se materializaron tres internacionales:

La Primera Internacional, o Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), fue fundada por Marx y Engels en 1864, en una dura lucha contra los anarquistas, los blanquistas y otras posiciones para establecer que la ideología del proletariado era solo una -el marxismo- sólida y científicamente fundada en la naturaleza internacional del proletariado y su partido revolucionario, sentó las bases ideológicas de la revolución proletaria. Cuando la Internacional se vio infiltrada y rodeada de oportunistas que intentaban usurparla, Marx argumentó que sería mejor terminar con la AIT que vérsela asesinada por una unidad sin principios.

La Segunda Internacional, basada en el marxismo, fue fundada por Engels en 1889 y sirvió para multiplicar las organizaciones y partidos socialistas obreros, especialmente en Europa y América del Norte. Después de la muerte de Engels, el revisionismo de Bernstein y Kaustky asaltó el liderazgo de la Segunda Internacional y ésta degeneró en oportunismo, entrando en bancarrota definitiva durante la Primera Guerra Mundial, cuando sus líderes se opusieron a luchar contra la guerra imperialista bajo el pretexto del defensismo (defensa de la patria). Negándose transformarla en revolución, apoyaron esta guerra imperialista y a la burguesía de sus países, votando en el parlamento los créditos de guerra, deviniendo en social-traidores, social-chovinistas.

La fundación de la Tercera Internacional, en marzo de 1919, fue el resultado de la larga lucha de la izquierda del MCI desarrollada bajo la Jefatura de Lenin y el Partido Bolchevique, en lucha contra todo el revisionismo y oportunismo de los partidos miembros de la Segunda Internacional, amoldados al viejo orden. Lenin concibió y fundó la Tercera Internacional como una máquina de guerra para llevar a cabo la Revolución Proletaria Mundial y la construcción de la dictadura del proletariado. La fundación de la Tercera Internacional constituye un gran salto en la historia del Movimiento Comunista Internacional.

La Tercera Internacional -Internacional Comunista (IC) o Comintern- tuvo 24 años de existencia, durante los cuales se celebraron siete congresos mundiales hasta su auto-disolución en 1943. Tuvo que desarrollarse en un contexto complejo representado por la pérdida de su fundador y principal dirigente, el gran Lenin en 1924, los grandes desafíos de la construcción del socialismo en la URSS, el ascenso del fascismo al Poder en varios países del mundo, especialmente en Europa, y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Su existencia estuvo fuertemente influenciada por la intensa y dura lucha de dos líneas que se desarrolló dentro del partido bolchevique y que duró 13 años, en el que la izquierda, bajo dirección del camarada Stalin, tuvo que luchar tenazmente para desenmascarar y aplastar al trotskismo, al bujarinismo y a la camarilla oportunista de derecha de Kamenev-Zinoviev, entre otras pandillas y líneas negras, contra su labor por socavar la dictadura del proletariado en la URSS, sus intentos de usurpar el liderazgo de la IC y controlar aparatos para imponer su política en varias secciones, nefastas acciones que causaron graves daños.

A causa de esto, particularmente en el período comprendido entre el V y VI Congreso, la IC sufrió desviaciones de derecha y de “izquierda” y emitió algunos consejos y directivas erróneas que causaron ciertos daños a partidos y procesos revolucionarios. Todavía lo principal fue que el camarada Stalin, desarrollando la lucha de dos líneas, dirigió a la izquierda dentro de la Internacional Comunista, conjurando la usurpación revisionista y aplastó la influencia trotskista y zinovievista en su dirección. Bajo la dirección justa y correcta del camarada Stalin, mantuvo su color rojo, prevaleció el marxismo-leninismo y el revisionismo no pudo levantar cabeza.

De particular trascendencia debido a las circunstancias del momento y a los desafíos que enfrentó, fue la celebración de su VII Congreso Mundial en 1935. Este importante congreso tuvo que responder en medio de una situación difícil y compleja a problemas nuevos y de gran alcance.

El VII Congreso estableció la táctica del Frente Antifascista Mundial y el Frente Popular para defender la dictadura del proletariado y desarrollar la revolución proletaria combatiendo a la ofensiva contrarrevolucionaria del fascismo. Con él, por primera vez en la historia del MCI, logró unir al proletariado internacional y a las masas populares de todo el mundo bajo la misma bandera, la misma política, el mismo plan y bajo la misma dirección, como un solo ejército de combate, dando forma a la tarea de Lenin de funcionar como una verdadera máquina de combate para la Revolución Mundial.

Bajo su dirección cientos de millones de masas se levantaron como un gran torrente de acero contra el fascismo, por la revolución y en defensa de la URSS, destacándose la revolución china que cambió la correlación de fuerzas en favor del socialismo y del proletariado y los pueblos oprimidos, en la lucha contra el imperialismo y la reacción en todo el mundo.

Bajo la dirección de la Tercera Internacional, en decenas de países, no solo en Europa sino también en Asia, los comunistas llevaron a cabo heroicas luchas armadas como guerra de guerrillas, como durante la Guerra Civil española. En estos países en que la revolución no pudo triunfar, su causa fue, principalmente, porque no había partidos comunistas suficientemente maduros y preparados, basados en el marxismo-leninismo. A pesar de esto, como lo muestra la historia, su lucha contribuyó a la derrota del fascismo, y los comunistas demostraron al mundo el alto valor y el heroísmo comunista, no permitiendo que la moral de la clase fuera mellada.

En la aplicación de las resoluciones del VII Congreso, el PCCh, dirigido por el Presidente Mao, supo llevar a cabo la política de Frente especificada a las necesidades de la Revolución en China, aplicando independencia y autodecisión, derrotando al fascismo japonés y continuando con la Guerra de liberación conquistar el Poder en todo el país, derrotando a las clases dominantes locales y sus amos imperialistas y culminando la revolución de Nueva Democracia, dando paso ininterrumpido a la revolución socialista. La aplicación creadora del marxismo-leninismo y de la línea establecida por el VII Congreso a la práctica concreta de la Revolución China condujeron al desarrollo de una comprensión más completa y cabal del frente único y desarrollando cabalmente la teoría militar del proletariado: la guerra popular.

Los problemas y las desviaciones que ocurrieron en muchos países estuvieron principalmente en aplicación, cuya responsabilidad principal recae en los partidos comunistas, quienes son los responsables por la aplicación de la línea de la Internacional en sus respectivos países. Partiendo de lo planteado por el Presidente Mao, para establecer un justo balance de esta experiencia es preciso marcar una clara línea divisoria entre aquellos que se mantuvieron en el marxismo y los que se despeñaron en el revisionismo y, dentro de los primeros, diferenciar los errores de principio de aquellos cometidos en el trabajo práctico. Además el Presidente Mao va a desarrollar las cinco leyes del frente único e acerca de los tres instrumentos fundamentales de la revolución y su interrelación.

En algunos países, como Italia y Francia, debido a posiciones oportunistas de derecha en la dirección de los partidos comunistas, después de llevar a cabo una lucha armada de resistencia heroica contra el nazifascismo, estos partidos se apartaron de las orientaciones de la IC y de los principios fundamentales del marxismo-leninismo, sus direcciones capitularon ante sus burguesías centrando en la defensa del régimen demo-burgués y traicionaron a la revolución, degenerando en el más extremo y podrido revisionismo.

A nivel mundial, bajo la dirección del camarada Stalin, se aplicó brillantemente el Frente Antifascista, cuyo centro era la defensa de la dictadura del proletariado representada en la URSS. A través de ella, la dictadura del proletariado enfrentó al fascismo y la Revolución Mundial avanzó. La victoria de la guerra antifascista fue una victoria del socialismo, una victoria del proletariado internacional y de los pueblos oprimidos del mundo sobre el imperialismo y la reacción mundial, una victoria del marxismo-leninismo contra el revisionismo.

Con la victoria en la guerra antifascista, el campo imperialista se debilitó y la revolución proletaria se fortaleció. Gracias al glorioso papel del ejército rojo y las guerras de resistencia, la revolución se extendió a través de Europa Oriental y de Europa Central hasta parte de Alemania, ampliándose así el campo socialista. Notablemente, con la victoria de la revolución china en 1949, la correlación de fuerzas entre revolución y contrarrevolución en la arena internacional cambió en favor de la Revolución Mundial, que avanzó a la etapa del equilibrio estratégico, emergió un poderoso campo socialista y surgió un poderoso movimiento de liberación nacional en las colonias y semicolonias.

Por eso, consideramos que el VII Congreso fue un importante congreso marxista-leninista que armó al proletariado internacional con una línea política justa y correcta para luchar contra el fascismo y hacer avanzar la Revolución Proletaria Mundial.

Aunque en su curso la Internacional Comunista y el camarada Stalin cometieron ciertos errores, el problema de las desviaciones y traiciones graves tiene su causa en el revisionismo en la dirección de estos partidos y no pueden atribuirse al camarada Stalin, el PC (b) de la URSS o la Internacional Comunista.

Al vislumbrar la historia del MCI y la Revolución Proletaria, vemos que el camarada Stalin supo, en medio de una situación compleja y difícil, aplicar con firmeza y genialidad la definición de Lenin del verdadero internacionalismo proletario y sujetar los intereses particulares y nacionales a los intereses del proletariado internacional en su conjunto, poniendo en primer lugar la defensa de la Revolución Proletaria Mundial y la causa del comunismo.

En 1943, la IC se auto-disolvió y el MCI entró en un período de relativa dispersión, generada principalmente por la acción escisionista y traidora del revisionismo contemporáneo. El revisionismo moderno o contemporáneo fue una contracorriente representada por Browder, Tito, Togliatti, Thorez y principalmente Jruschov y el infame XX Congreso del PCUS, donde su camarilla ha usurpado la dirección del PCUS, degenerándolo en un partido revisionista y destruyendo la dictadura del proletariado, socavando los principios básicos de unidad del Movimiento Comunista Internacional.

La tarea de los comunistas para unirse a nivel mundial, después de la Segunda Guerra Mundial y la muerte del camarada Stalin, se da en feroz lucha contra el revisionismo contemporáneo, en la que el Presidente Mao se erige como la Jefatura creciente de la Revolución Mundial.

En 1957 y 1960 se llevaron a cabo dos conferencias internacionales de los partidos comunistas y obreros en Moscú. Las declaraciones de estas conferencias corresponden al desarrollo de la lucha de dos líneas en el MCI en ese momento, teniendo en consideración que el peso del PCUS era muy grande, y reflejan el manejo acertado de la lucha desenvuelta por la izquierda dirigida por el Presidente Mao y el PCCh, aplicando el principio de actuar con razón, ventaja y sin sobrepasarse.

En 1961 se celebró el XXII Congreso del PCUS, en el cual se sistematizaron las posiciones del revisionismo moderno. El Presidente Mao, dirigiendo el Partido Comunista de China, definió la esencia del nuevo revisionismo que se sistematiza en las “tres pacíficas” y los “dos todos”. Jruschov torció la tesis de coexistencia pacífica de Lenin que diferencia las relaciones entre los Estados de aquellas al interior de los Estados, para plantear una “coexistencia pacífica” como línea general del Movimiento Comunista Internacional. Para Jruschov el problema era evitar la guerra porque, según él, las armas atómicas no distinguían a explotadores de explotados, por lo cual los hombres tenían que confraternizar para evitar la desaparición de la humanidad. La “transición pacífica” planteaba que la revolución ya no necesitaba la violencia revolucionaria, sino que se podría cambiar un sistema social por otro a través de la “vía pacífica”, a través de las elecciones, a través del parlamentarismo. Con la “emulación pacífica” sostenía que para destruir el sistema imperialista, el sistema socialista debería hacer una emulación para demostrar a los imperialistas que el sistema socialista es superior y así los imperialistas se iban a pasar al socialismo. La tesis revisionista del “Estado de todo el pueblo” pretendía negar el carácter de clase del Estado y concretamente apuntaba contra la dictadura del proletariado. El “partido de todo el pueblo” es otro engendro que negaba el carácter de clase del Partido como partido del proletariado. Así, Jruschov sostuvo que el XXII Congreso del PCUS era el nuevo programa de los comunistas y sustituyó el Manifiesto Comunista por la consigna burguesa de “libertad”, “igualdad” y “fraternidad”. El Manifiesto es el programa de los comunistas y su negación atizó y agudizó la lucha entre marxismo y revisionismo.

El 14 de junio de 1963 se publica la “Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional”, conocida también como “la Carta China”, que seguida por la difusión de “los 9 Comentarios” en los que brillantemente el Presidente Mao y el PCCh desenmascararon y aplastaron al revisionismo contemporáneo en todas sus facetas.

Solo con el profundo deslinde producido por la Gran Polémica, dirigida por el Presidente Mao y el Partido Comunista de China, el Movimiento Comunista Internacional pudo elevar el proceso de reunificación en torno a la Jefatura del Presidente Mao y sus contribuciones a la Revolución Proletaria Mundial.

El Presidente Mao ha desarrollado esta lucha simultáneamente a la lucha contra la linea oportunista de derecha dentro del PCCh, que había usurpado importantes aparatos del partido y el Estado.

El Presidente Mao y el PCCh consideraron que, en tales circunstancias, no era adecuado para que se conformase una nueva Internacional Comunista porque la base ideológica y política, que debería ser el marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung, no estaba definida. Especialmente el Partido del Trabajo de Albania, dirigido por Hoxha, no aceptaba el pensamiento mao-tsetung y quería una internacional basada únicamente en el marxismo-leninismo, sin considerar el nuevo desarrollo que éste tenía, porque en esencia, Hoxha era opuesto al pensamiento mao-tsetung.

Con la Gran Revolución Cultural Proletaria en China se desenvuelve en forma creciente la influencia del Presidente Mao por el mundo. El PCCh se centra en problemas muy urgentes, como recuperar el Poder en la República Popular de China de la usurpación revisionista de Liu Siao-chi y Teng Siao-ping, y en cómo continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado. Como tal, el Presidente Mao, en la lucha de clases nacional e internacional contra el revisionismo, se convierte en el gran maestro del proletariado y en Jefe de la Revolución Mundial, y su pensamiento deviene en la tercera etapa del marxismo, aunque la lucha por su definición y reconocimiento solo se dará más tarde. La CIMU es un paso de gran importancia en este mismo camino.

En septiembre de 1976 muere el Presidente Mao y los revisionistas chinos dan un golpe contrarrevolucionario apuntando contra el Presidente Mao y su pensamiento. Así, la unidad de los marxistas entró en graves y complejos problemas. Con la muerte del Presidente Mao y la usurpación revisionista en China por Teng y sus compinches, los comunistas nos quedamos desperdigados en el mundo, sin centro ni base de la Revolución Mundial; la contrarrevolución sacó sus garras para negar al Presidente Mao y la validez del marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung y se desencadenó el triple ataque revisionista de Teng Siao-ping (revisionismo chino), Hoxha (revisionismo albanés) y Brezhnev (revisionismo ruso).

El golpe contrarrevolucionario en China en 1976 abrió un nuevo período de profunda dispersión en el MCI, sobre el cual surgió una ofensiva contrarrevolucionaria general desatada por el imperialismo yanqui que apuntó central y principalmente su ataque a arrancar el alma a la revolución, su ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo.

En el otoño de 1980, trece partidos y organizaciones comunistas suscribieron una declaración “A los marxista-leninistas, a los obreros y a los oprimidos de todos los países” por la cual llaman a los comunistas a unirse en torno al marxismo-leninismo y toman al Presidente Mao, pero sin considerarlo una nueva etapa y, por tanto, que no tiene validez universal, labor conducida por el Partido Comunista Revolucionario de los EE.UU, principalmente.

En 1984 se celebró la II Conferencia que decidió fundar el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI). En su declaración de fundación se afirmó que éste se guiaba por el marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung.

El MRI, significó un paso adelante en el camino de la reunificación, de ahí la necesidad de hacer un correcto y justo balance de esta experiencia. Para ello, es necesario analizar el proceso de la lucha de dos líneas dentro del MRI y el papel que le tocó jugar a cada partido. Como en todo organismo revolucionario, en el desarrollo de la lucha de dos líneas en su seno se definió la izquierda, el centro y la derecha.

En la década de 1980, el Partido Comunista del Perú (PCP), bajo la Jefatura del Presidente Gonzalo, enarboló, defendió y aplicó el maoísmo como la tercera, nueva y superior etapa del marxismo en el Movimiento Comunista Internacional. La principal contribución del Presidente Gonzalo al Movimiento Comunista Internacional fue haber definido el maoísmo completa y científicamente, enarbolando, defendiendo y aplicándolo con el inicio y desarrollo de la guerra popular en el Perú, iniciada el 17 de mayo de 1980. Este evento fue de fundamental importancia para la Revolución Proletaria Mundial y el Movimiento Comunista Internacional, porque probó la vigencia del maoísmo y la guerra popular. Con su entrega heroica en 11 de septiembre de 2021, asesinado después de 29 años resistiendo en régimen de aislamiento absoluto, en las mazmorras del imperialismo y la reacción, su nombre se inscribió definitivamente en la galería de los grandes titanes del proletariado internacional.

A través de la acción del PCP dentro del MRI, éste llegó ha reconocer el maoísmo como la nueva etapa del marxismo en 1993.

El MRI tuvo algo más de 20 años de vida, desde su fundación en 1984 hasta que entró en liquidación el 2006 por la traición de Prachanda a la guerra popular en Nepal y la pretensión del PCR de los Estados Unidos de que este organismo se sujetara a la “nueva síntesis” revisionista de Avakian. Su disolución formal se produjo en 2012. Su existencia reflejó la lucha de dos líneas en el Movimiento Comunista Internacional. El MRI sirvió a la revolución proletaria mundial y a la tarea de bregar por la reunificación de los comunistas mientras la izquierda, en dura brega, pudo mantener en su seno la lucha por imponer el maoísmo como el único mando y guía de la revolución mundial.

Sin embargo, con la detención del Presidente Gonzalo en 1992 y luego de los golpes sufridos por la guerra popular en el Perú -que debilitaron la acción de la izquierda al interior del MRI- el PCR de los Estados Unidos, convergiendo con la línea oportunista de derecha (LOD), revisionista y capitulacionista, aprovechó la compleja situación para atacar a la izquierda y avanzar en su hegemonismo barato, para difundir primero en forma encubierta y luego abiertamente la llamada “nueva síntesis” revisionista, opuesta al marxismo-leninismo-maoísmo.

El MRI cada vez entraba en mayor descohesión. Esto se agravó cuando el PCR de los Estados Unidos con Avakian a la cabeza, haciendo dupla con Prachanda, en colusión y pugna, después publicar la Declaración: Por un Siglo de Guerras Populares del MRI (2000) pasaron a negarla y ambos se fueron despeñando por el camino del revisionismo, incrementando sus ataques contra el maoísmo. En los años siguientes la pugna por la hegemonía entre ambas corrientes y capitostes revisionistas, no solo en el MRI sino a nivel de todo el MCI, se fue agudizando y también la descohesión ideológica, política y organizativa del MRI. Finalmente las posiciones hegemonistas revisionistas se impusieron en el Comité del MRI. Como consecuencia, el MRI dejó de desempeñar un papel positivo y degeneró, entrando en bancarrota y liquidación.

Hoy, cuando en el mundo se desenvuelve una Nueva Gran Ola de la Revolución Proletaria Mundial con guerras populares en curso en India, Perú, Turquía y Filipinas, y en preparación en varios otros países, cuando se presentan heroicas luchas de resistencia nacional y de resistencia popular por todo el mundo, cuando la crisis general del imperialismo y su hundimiento se han intensificado enormemente, es urgente y necesario, elevar la lucha de dos líneas en el seno del MCI a un nivel superior, para establecer y desarrollar su necesaria, justa y correcta Línea Política General y potenciar esta Nueva Gran Ola, a través del estallido de la revolución con guerra popular en muchos países y de mayores avances donde ya está aconteciendo, así como en el movimiento revolucionario antiimperialista bajo la hegemonía del proletariado.

Por eso es necesario profundizar la lucha ideológica y política sobre la base del justo y correcto balance de la experiencia histórica de la revolución proletaria y la dictadura del proletariado en general, balance que sintetice en particular la experiencia de la aplicación de la tercera etapa del marxismo, el maoísmo.

La lucha para imponer el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, como mando y guía de la revolución mundial es larga, compleja y difícil. El marxismo nunca ha avanzado sin una lucha dura, pero al fin el maoísmo está guiando la Nueva Gran Ola de la Revolución Proletaria Mundial, que ya ha comenzado y necesita ser impulsada, para barrer al imperialismo y la reacción de la faz de la tierra a través de la guerra popular, para llevar a cabo revoluciones democráticas, socialistas y culturales proletarias, según sea el caso, y transitar al luminoso y siempre dorado comunismo.

En particular, es necesario continuar profundizando la lucha contra el nuevo revisionismo que, en sus diferentes expresiones, pese a haber sido desenmascaradas y aplastadas en el MCI, aún tienen influencia a través de las posiciones oportunistas de derecha y “izquierda”, centristas, liquidacionistas, etc., y dañan la unidad del MCI en su conjunto, pues es peligro principal en el MCI.

Breve historia del Manifiesto

Según el PREFACIO A LA EDICIÓN ALEMANA DE 1872 de ambos autores, en el primer párrafo y en las notas 1 y 2 al final del Manifiesto. PREFACIO A LA EDICION INGLESA DE 1888 escrito por Engels donde reconoce la principalía de Marx al señalar que la tesis fundamenmtal, el núcleo del Manifiesto pertenece a Marx. Además en este prefacio se declara su plena vigencia, se establece la necesidad de su aplicación concreta según las circunstancias históricas y se dan las pautas de como estudiar el Manifiesto.


Documento: C. MARX F. ENGLES

MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA

EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS

PEKIN 1964

PREFACIO A LA EDICION ALEMANA DE 1872

La Liga de los Comunistas, asociación obrera internacional que, naturalmente, dadas las condiciones de la época, no podía existir sino en secreto, encargó a los que suscriben, en el Congreso celebrado en Londres en noviembre de 1847, que redactaran un programa detallado del Partido, a la vez teórico y práctico, destinado a la publicación. Tal es el origende este Manifiesto, cuyo manuscrito fue enviado a Londres, para ser impreso, algunas semanas antes de la revolución de Febrero. Publicado primero en alemán, se han hecho en este idioma, como mínimum, doce ediciones diferentes en Alemania, Inglaterra y Norteamérica. En inglés apareció primeramente en Londres, en 1850, en el Red Republican, traducido por Miss Helen Macfarlane, y más tarde, en 1871, se han publicado, por lo menos, tres traducciones diferentes en Norteamérica. Apareció en francés por primera vez en París, en vísperas de la insurrección de junio de 1848, y recientemente en Le Socialistes, de Nueva York. En la actualidad, se prepara una nueva traducción. Hizose en Londres una edición en polaco, poco tiempo después de la primera edición alemana. En Ginebra apareció en ruso, en la década del 60. Ha sido traducido también al danés a poco de su publicación original.

Aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los

principios generales expuestos en este Manifiesto siguen siendo hoy, en su conjunto,

enteramente acertados. Algunos puntos deberían ser retocados. El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica de estos principios dependerá siempre y en todas partes de las circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede importancia exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capitulo II. Este pasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera, en más de un aspecto. Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la clase obrera; dadas las experiencias prácticas, primero, de la revolución de Febrero, y después, en mayor grado aún, de la Comuna de París, que eleva por primera vez al proletariado, durante dos meses, al Poder político, este programa ha envejecido en algunos de sus puntos. La Comuna ha demostrado, sobre todo, que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”. (Véase “Der Burgerkrieg in Frankreich, Adresse des Generalrats der Internationalen Arbeiterassoziation”, de la edición alemana, donde esta idea está más extensamente desarrollada.) Además, evidentemente, la crítica de la literatura socialista es incompleta para estos momentos, pues sólo llega a 1847; y al propio tiempo, si las observaciones que se hacen sobre la actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición (capítulo IV) son exactas todavía en sus trazos generales, han quedado anticuadas en la práctica, ya que la situación política ha cambiado completamente y el des arrollo histórico ha borrado de la faz de la tierra a la mayoría de los partidos que allí se enumeran.

Sin embargo, el Manifiesto es un documento histórico que ya no tenemos derecho a

modificar. Una edición posterior quizá vaya precedida de un prefacio que pueda llenar la laguna existente entre 1847 y nuestros dias; la actual reimpresión ha sido tan inesperada para nosotros, que no hemos tenido tiempo de escribirlo.

CARLOS MARX FEDERICO ENGELS

Londres, 24 de junio de 1872.

PREFACIO A LA EDICION INGLESA DE 1888

El “Manifiesto” fue publicado como programa de la “Liga de los Comunistas”, una

asociación de trabajadores, al principio exclusivamente alemana y más tarde internacional, que, dadas las condiciones políticas existentes antes de 1848 en el continente europeo, se veía obligada a permanecer en la clandestinidad. En un Congreso de la Liga, celebrado en Londres en noviembre de 1847, se encomendó a Marx y Engels que preparasen para la publicación un programa de tallado del Partido, que fuese a la vez teórico y práctico. En enero de 1848, el manuscrito, en alemán, fue terminado y, unas semanas antes de la revolución del 24 de febrero en Francia, enviado al editor, a Londres. La traducción francesa apareció en París poco antes de la insurrección de junio de 1848. En 1850 la revista “Red Republican”, editada por George Julian Harney, publicó en Londres la primera traducción inglesa, debida a la pluma de Miss Helen Macfarlane. El “Manifiesto” ha sido impreso también en danés y en polaco.

La derrota de la insurrección de junio de 1848 en París — primera gran batalla entre el proletariado y la burgue sia — relegó de nuevo a segundo plano, por cierto tiempo, las aspiraciones sociales y políticas de la clase obrera europea. Desde entonces la lucha por la supremacia se desarrolla, como había ocurrido antes de la revolución de Febrero, solamente entre diferentes sectores de la clase poseedora; la clase obrera hubo de limitarse a luchar por un escenario político para su actividad y a ocupar la posición de ala extrema izquierda de la clase media radical. Todo movimiento obrero independiente era despiadadamente perseguido, en cuanto daba señales de vida. Así, la policía prusiana localizó al Comité Central de la “Liga de los Comunistas”, que se hallaba a la sazón en Colonia. Los miembros del Comité fueron detenidos y, después de dieciocho meses de reclusión, juzgados en octubre de 1852. Este célebre “Proceso de los comunistas en Colonia” se prolongó del 4 de octubre al 12 de noviembre; siete de los acusados fueron condenados a penas que oscilaban entre tres y seis años de reclusión en una fortaleza. Inmediatamente después de publicada la sentencia, la-Liga fue formalmente disuelta por los miembros testantes. En cuanto al “Manifiesto”, parecía desde entonces condenado al olvido.

Cuando la clase obrera europea hubo reunido las fuerzas suficientes para emprender un nuevo ataque contra las clases dominantes, surgió la Asociación Internacional de los Trabajadores. Pero esta asociación, formada con la finalidad concreta de agrupar en su seno a todo el proletariado militante de Europa y América no pudo proclamar inmediatamente los principios expuestos en el “Manifiesto”. La Internacional estuvo obligada a sustentar un programa bastante amplio para que pudieran aceptarlo las tradeuniones inglesas, los adeptos de Proudhon en Francia, Bélgica, Italia y España y los lassalleanos en Alemania[1]. Marx, al escribir este programa de manera que pudiese satisfacer a todos estos partidos, confiaba enteramente en el desarrollo intelectual de la clase obrera, que debía resultar inevitablemcnte de la acción combinada y de la discusión mutua. Los propios acontecimientos y vicisitudes de la lucha contra el capital, las derrotas más aún que las victorias, no podían dejar de hacer ver a la gente la insuficiencia de todas sus panaceasfavoritas y preparar el camino para una mejor comprensión de las verdaderas condiciones de la emancipación de la clase obrera. Y Marx tenía razón. Los obreros de 1874, en la época de la disolución de la Internacional, ya no eran, ni mucho menos, los mismos de 1864, cuando la Internacional había sido fundada. El proudhonismo en Francia y el lassalleanismo en Alemania agonizaban, e incluso las conservadoras tradeuniones inglesas, que en su mayoríahabían roto todo vínculo con la Internacional mucho antes de la disolución de ésta, se iban acercando poco a poco al momento en que el presidente de su Congreso, el año pasado en Swansea, pudo decir en su nombre: “El socialismo continental ya no nos asusta.” En efecto, los principios del “Manifiesto” se han difundido ampliamente entre los obreros de todos los países.

Así, pues, el propio “Manifiesto” se situó de nuevo en primer plano. El texto alemán había sido reeditado, desde 1850, varias veces en Suiza, Inglaterra y Norteamérica. En 1872 fue traducido al inglés en Nueva York y publicado en la revista “Woodhull and Claflin’s Weekly”. Esta versión inglesa fue traducida al francés y apareció en Le Socialiste de Nueva York. Desde entonces dos o más traducciones inglesas, más o menos deficientes, aparecieron en Norteamérica, y una de ellas fue reeditada en Inglaterra. La primera traducción rusa, hecha por Bakunin, fue publicada en la imprenta del Kólokol de Herzen en Ginebra, hacía 1863; la segunda, debida a la heroica Vera Zasúlich, vio la luz también en Ginebra en 1882. Una nueva edición danesa se publicó en “Socialdemokratisk Bibliothek”, en Copenhague, en 1885; apareció una nueva traducción francesa en Le Socialiste de París en 1886 . De esta última se preparó y publicó en Madrid, en 1886, una versión española. Esto sin mencionar las reediciones alemanas, que han sido por lo menos doce. Una traducción armenia, que debía haber sido impresa hace unos meses en Constantinopla, no ha visto la luz, según tengo entendido, porque el editor temió sacar un libro con el nombre de Marx y el traductor se negó a hacer pasar el “Manifiesto” por su propia obra. Tengo noticia de traducciones posteriores en otras lenguas, pero no las he visto. Y así, la historia del “Manifiesto” refleja en medida considerable la historia del movimiento moderno de la clase obrera; actualmente es, sin duda, la obra más difundida, la más internacional de toda la literatura socialista, la plataforma común aceptada por millones de trabajadores, desde Siberia hasta California.

Sin embargo, cuando fue escrito no pudimos titularle Manifiesto Socialista. En 1847 se llamaban socialistas, por una parte, todos los adeptos de los diferentes sistemas utópicos: los owenistas en Inglaterra y los fourieristas en Francia, reducidos ya a meras sectas y en proceso de extinción paulatina; de otra parte, toda suerte de curanderos sociales que prometían suprimir, con sus diferentes emplastos, las lacras sociales sin dañar al capital ni a la ganancia. En ambos casos, gentes que se hallaban fuera del movimiento obrero y que buscaban apoyo más bien en las clases “instruidas”. En cambio, la parte de la clase obrera que había llegado al convencimiento de la insuficiencia de las simples revoluciones políticas y proclamaba la necesidad de una transformación fundamental de toda la sociedad, se llamaba entonces comunista. Era un comunismo rudimentario y tosco, puramente instintivo; sin embargo, supo percibir lo más importante y se mostró suficientemente fuerte en la clase obrera para producir el comunismo utópico de Cabet en Francia y el de Weitling en Alemania. Así, el socialismo, en 1847, era un movimiento de la clase burguesa, y el comunismo lo era de la clase obrera. El socialismo era, al menos en el continente, cosa “respetable”; el comunismo, todo lo contrario. Y como nosotros manteniamos desde un principio que “la emancipacion de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma”, para nosotros no podía haber duda alguna sobre cuál de las dos denominaciones procedia elegir. Más aún, después no se nos ha

ocurrido jamás renunciar a ella.

Aunque el “Manifiesto” es nuestra obra común, considérome obligado a señalar que la tesis fundamental, el núcleo del mismo, pertenece a Marx. Esta tesis afirma que en cada época histórica el modo predominante de producción económica y de cambio y la organización social que de él se deriva necesariamente, forman la base sobre la cual se levanta, y la única que explica, la historia política e intelectual de dicha época; que, por tanto (después de la disolución de la sociedad gentilicia primitiva con su propiedad comunal de la tierra), toda la historia de la humanidad ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre explotadores y explotados, entre clases dominantes y clases oprimidas; que la historia de esas luchas de clases es una serie de evoluciones, que ha alcanzado en el presente un grado tal de desarrollo en que la clase explotada y oprimida – el proletariado — no puede ya emanciparse del yugo de la clase explotadora y dominante – la burguesía — sin emancipar al mismo tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de toda explotación, opresión, división en clases y lucha de clases.

A esta idea, llamada, segun creo, a ser para la Historia lo que la teória de Darwin ha sido para la Biología, ya ambos nos habíamos ido acercando poco a poco, varios años antes de 1845. Hasta qué punto yo avancé independientemente en esta dirección, puede verse mejor en mi “Situación de la clase obrera en Inglaterra”[2] . Pero cuando me volví a en contrar con Marx en Bruselas, en la primavera de 1845, él ya había elaborado esta tesis y me la expuso en términos casi tan claros como los que he expresado aquí.

Cito las siguientes palabras del prefacio a la edición alemana de 1872, escrito por nosotros conjuntamente:

“Aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los

principios generales expuestos en este Manifiesto siguen siendo hoy, en su conjunto,

enteramente acertados. Algunos puntos deberían ser retocados. El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica de estos principios dependerá siempre, y en todas partes, de las circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede importancia exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capitulo II. Este pasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera, en más de un aspecto. Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la clase obrera; dadas las experiencias prácticas, primero, de la revolución de Febrero, y después, en mayor grado aún, de la Comuna de París, que eleva por primera vez al proletariado, durante dos meses, al Poder político, este programa ha envejecido en algunos de sus puntos. La Comuna ha demostrado, sobre todo, que ‘la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines’. (Véase “The Civil War in France; Adress of the General Council of the International Working-men’s Association”. London, Truelove, 1871, p. 15 donde esta idea está más extensamente desarrollada.) Además, evidentemente, la critica de la literatura socialista es incompleta para estos momentos, pues sólo llega a 1847; y al propio tiempo? si las observaciones que se hacen sobre la actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición (capitulo IV) son exactas todavía en sus trazos generales, han quedado anticuadas en la práctica, ya que la situación política ha cambiado completamente y el desarrollo histórico ha borrado de la faz de la tierra a la mayoría de los partidos que allí se enumeran.

Sin embargo, el Manifiesto es un documento histórico que ya no tenemos derecho amodificar.” La presente traducción se debe a Mr. Samuel Moore, traductor de la mayor parte de “El Capital” de Marx. Hemos revisado juntos la traducción y he anadido unas notas para explicar las alusiones históricas.

FEDERICO ENGELS

Londres, 30 de enero de 1888.

1. Personalmente Lassalle nos declaró siempre que ers un discípulo de Marx y que, como tal, se colocaba sobre el terreno del “Manifiesto” Sin embargo, en su agitación publica en 1862-1864 no fue más allá de la excigencia de cooperativas de producción apoyadas por el crédito del Estado. (Nota de F. Engels.)

2. “The Condition of the Working Class in England in 1844”. By Frederick Engels. Translated by Florence K. Wischnewetzky, New York, Lovell — London. W. Reeves, 1888. (Nota de F. Engels.)