AND Editorial Semanal – La Cabeza de Serpiente Golpista

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EDITORIAL DE AND
26 DE ENERO DE 2023

Editorial Semanal – La Cabeza de Serpiente Golpista

Almirante Garnier Santos, excomandante de la Armada. Foto: Pedro Ladeira/Folhapress

Según un periodista de CNN, con información filtrada entre bastidores, el Alto Mando del Ejército discutió, durante reuniones en noviembre, si tomaría o no la iniciativa de una “intervención militar” antes de que Luiz Inácio asumiera el cargo. Siempre según el monopolio de la prensa, por mayoría, los generales reaccionarios concluyeron que no era el momento de culminar el golpe. La información también revela que uno de los principales articuladores de la propaganda golpista sería Walter Braga Netto, un general de reserva de cuatro estrellas y candidato a vicepresidente en la boleta de Bolsonaro, el Flaco. Obviamente, el general lo negó, pero no convenció.

El medio estadounidense en Brasil también señala que en la Marina fue donde hubo mayor apoyo a la ruptura institucional, entonces encabezada por el almirante Garnier Santos -el mismo hombre que, enojado, ni siquiera participó de la ceremonia en la que pasaría el mando. La periodista Marcela Matos, de la revista Veja, también informa que hay comentarios tras bambalinas del nuevo gobierno sobre una articulación que involucró a marinos, quienes serían movilizados para iniciar un motín como chispazo del movimiento golpista. La iniciativa fue abortada, ya que no habría ninguna unidad en el Alto Mando de las Fuerzas Armadas (ACFA). ¿Fue por eso que el general Braga Netto aconsejó a los campistas que pedían un golpe militar en Brasilia esperar y “no perder la fe”?

Según el periodista de CNN, con información filtrada de Según CNN, por ello, en noviembre, fotos de cinco oficiales generales de las Fuerzas Armadas fueron difundidas por la extrema derecha con la frase: “generales sandía que impidieron la intervención militar” (sandías, es decir, “verde por fuera, rojo por dentro”).

El periodista ultrarreaccionario William Waack también informa que, según fuentes de la ACFA, los generales tienen, fundamentalmente, dos opiniones sobre las elecciones: una parte, francamente minoritaria, considera que hubo fraude electoral, y la inmensa mayoría considera -en palabras literales- que “las elecciones fueron extrañas”, o sea, que habría habido injerencia del STF en el proceso electoral y antes de él a favor de Lula.

Como todo es cierto -y nada indica que sea completamente falso-, este es un mensaje contundente: las Fuerzas Armadas reaccionarias están, de hecho, convencidas de que pueden tener que culminar en un golpe militar, siendo la inconformidad la definición de momento y situación. Al fin y al cabo, la lógica dicta que si la ACFA considerara la no intervención como un principio, no la habría discutido como posibilidad (por no hablar de la defensa explícita, que siempre se ha hecho en los cuarteles, incluso públicamente, de que las Fuerzas Armadas supuestamente tienen un mandato para intervenir).

El caso es que la mayoría de la ACFA -derecha hegemónica- no quiere perder la oportunidad, porque un golpe militar precipitado podría levantar un mar de masas como respuesta y poner en peligro su plan contrarrevolucionario de reconocer a las Fuerzas Armadas como Poder Moderador , condición para combatir mejor a las masas revolucionarias que inevitablemente se levantarán. Pero, así como sabe que no puede desaprovechar el momento oportuno, también está convencida de que, más temprano que tarde, deberá lanzarse a la culminación del golpe de Estado. Esto porque las Fuerzas Armadas reaccionarias son, en Brasil, no sólo el núcleo del viejo Estado que sostienen, sino también guardianes de ese Estado y de sus gobiernos de turno y, se afirma, de toda la Nación.

Las muy publicitadas remociones y destituciones de militares, en particular del excomandante del ejército, Júlio César Arruda, por insubordinación al negarse a cumplir la orden del presidente de la república, y el reemplazo por el nuevo comandante Tomás Miguel Ribeiro Paiva están siendo objeto de utilización, cada vez más, para engañar a la opinión pública de que el país vive normalmente. Lejos de eso, Brasil enfrenta la mayor crisis militar de los últimos 35 años.

Por lo tanto, es una completa estupidez creer que el nombramiento de tal o cual general vestido de cordero para el cargo de comandante pueda transformar la naturaleza misma de las fuerzas – cuyo ACFA, por cierto, está formado en el mismo folleto y cursos definidos por el régimen militar, rumbos que el gobierno del oportunismo, en más de 14 años de gestión, nunca tuvo el coraje de cambiar, y tampoco lo hará ahora. Este movimiento golpista, que ahora todo el mundo ve, fue concebido en las ACFA como una respuesta preventiva al probable levantamiento popular revolucionario frente a la putrefacción política, como parte de la descomposición de la base económica había llegado a la que se somete el sistema secularmente imperante de explotación y opresión, y que las rebeliones de 2013/14 presagiaron que ocurriría. Salió a la luz en 2015 con la cruzada anticorrupción, inicialmente impulsada por la Rede Globo con su oda a Lava Jato, y ahora ya respira sus primeros respiros de vida adulta. No hay medicina que ayude: hay que enterrarlo.

Todos los demócratas y revolucionarios deben tener claro que es necesario combinar la denuncia con la movilización de masas, educarlos en el espíritu de asegurar sus libertades democráticas como la niña del ojo, porque esas son las mejores condiciones para la defensa de sus más sentidos intereses. Esto sólo es posible levantándose en defensa de sus intereses básicos, extrayendo de la reacción mejoras en sus condiciones de vida a través de tomas de tierra en el campo, paros y marchas en las ciudades, en fin, en la lucha de clases: allí aprendan a desenmascarar a los altos golpistas, que comen en la misma mesa que los explotadores y saqueadores del pueblo y de la Nación mientras vomitan patriotismo barato para la pequeña burguesía hipnotizada. Además, y sobre todo: es necesario instruir a las masas, especialmente a los trabajadores, campesinos, jóvenes y pequeños propietarios, que podrán tener todo lo que quieran hoy y mucho más con el poder político en sus manos, arrebatado por la fuerza a sus verdugos. , en la lucha prolongada y llena de aventuras, por la Revolución Democrática, Agraria y Antiimperialista.


Redação de AND
27 Janeiro 2023

Editorial semanal – A cabeça da serpente golpista

Almirante Garnier Santos, ex-comandante da Marinha. Foto: Pedro Ladeira/Folhapress

Segundo jornalista da CNN, com informações vazadas de bastidores, o Alto Comando do Exército discutiu, durante reuniões em novembro, se tomaria ou não a iniciativa por uma “intervenção militar” antes da posse de Luiz Inácio. Ainda segundo o monopólio de imprensa, por maioria, os generais reacionários concluíram que não era o momento de culminar o golpe. A informação dá conta ainda que um dos principais articuladores da propaganda golpista seria Walter Braga Netto, general de quatro estrelas da reserva e candidato a vice-presidente na chapa de Bolsonaro, o Fraco. Obviamente, o general negou, mas não convenceu.

O veículo norte-americano no Brasil ainda destaca que na Marinha foi onde houve maior apoio à ruptura institucional, então chefiada pelo almirante Garnier Santos – o mesmo que, irado, sequer participou da cerimônia na qual passaria o comando. A jornalista Marcela Matos, da revista Veja, informa ainda que corre comentários nos bastidores do novo governo sobre uma articulação que envolveu fuzileiros navais, que estariam mobilizados para iniciar um motim como chispa do movimento golpista. A iniciativa foi abortada, pois não teria havido unidade no Alto Comando das Forças Armadas (ACFA). Teria sido por essa razão que o general Braga Netto aconselhou acampados que pediam golpe militar em Brasília a esperar e “não perder a fé”?

Segundo a CNN, por essa razão, em novembro, fotos de cinco oficiais-generais das Forças Armadas foram divulgadas pela extrema-direita com a sentença: “generais melancias que impediram intervenção militar” (melancias, quer dizer, “verde por fora, vermelho por dentro”).

O jornalista ultrarreacionário William Waack também informa que, segundo fontes no ACFA, os generais têm, fundamentalmente, duas opiniões sobre as eleições: uma parte, francamente minoritária, considera que houve fraude eleitoral, e a imensa maioria considera – em palavras literais – que “as eleições foram estranhas”, isto é, que teria havido ingerência do STF no processo eleitoral e antes dele em favorecimento de Lula.

Em sendo tudo verdade – e nada indica que seja de tudo mentira – trata-se de uma forte mensagem: as Forças Armadas reacionárias estão, de fato, convictas de que poderão ter que culminar um golpe militar, sendo a divergência a definição quanto ao momento e situação. Afinal, a lógica diz que se o ACFA considerasse um princípio a não-intervenção, não a teria discutido como possibilidade (sem mencionar a defesa explícita, desde sempre feita na caserna, inclusive publicamente, de que as Forças Armadas supostamente têm mandato para intervir).

Fato é que a maioria do ACFA – direita hegemônica – não quer errar o timing, porque um golpe militar precipitado pode levantar um mar de massas em resposta e prejudicar seu plano contrarrevolucionário de ser reconhecidas as Forças Armadas como Poder Moderador, condição para melhor combater as massas revolucionárias que se sublevarão inevitavelmente. Mas, assim como sabe que não pode errar o timing, igualmente está convicta de que, mais cedo do que tarde, terá que se lançar no culminar do golpe de Estado. Isto porque as Forças Armadas reacionárias são, no Brasil, não somente medula do velho Estado o qual sustenta, são também tutoras deste Estado e de seus governos de turno e, pretendem-se, de toda a Nação.

As tão propaladas remoções e demissões de militares, em especial do ex-comandante do Exército, Júlio César Arruda, por insubordinação ao recusar-se cumprir ordem do presidente da república, e a substituição pelo novo comandante Tomás Miguel Ribeiro Paiva estão sendo usadas, uma vez mais, para enganar a opinião pública de que o País vive normalidade. Longe disso, o Brasil está diante da maior crise militar dos últimos 35 anos.

Sendo assim, é estupidez completa crer que a nomeação deste ou daquele general com pele de cordeiro para o cargo de comandante possa transformar a natureza mesma das forças – cujo ACFA, inclusive, é formado na mesma cartilha e cursos definidos pelo regime militar, cursos que o governo do oportunismo, em mais de 14 anos de gerência, nunca teve peito para mudar, e tampouco o fará agora. Esse movimento golpista, que agora todos veem, foi concebido no ACFA como resposta preventiva ao provável levantamento popular revolucionário ante a putrefação política, como parte da decomposição da base econômica a que chegou o sistema de exploração e opressão secularmente vigente, e que as rebeliões de 2013/14 prenunciavam de ocorrer. Ele veio à luz em 2015 com a cruzada anticorrupção, a princípio incentivado pela Rede Globo com sua ode à Lava Jato, e agora já dá seus primeiros suspiros de vida adulta. Não há remédio que dê jeito: é preciso enterrá-lo.

Todos os democratas e revolucionários devem ter em claro que é preciso combinar a denúncia com a mobilização de massas, educá-las no espírito de assegurar suas liberdades democráticas como a menina dos olhos, porque são as melhores condições para a defesa dos seus interesses mais sentidos. Isso só é possível através de levantá-las em defesa dos seus interesses básicos, por arrancar da reação melhorias em suas condições de vida através das tomadas de terras no campo, greves e marchas nas cidades, enfim, na luta de classes: ali aprenderão a desmascarar golpistas de alto coturno, que comem na mesma mesa dos exploradores e saqueadores do povo e da Nação enquanto arrotam patriotismo barato para a pequena burguesia hipnotizada. Ademais, e principalmente: é preciso instruir as massas, especialmente os operários, camponeses, juventude e pequenos proprietários de que poderão ter tudo o que querem hoje e muito mais com o Poder político nas mãos, arrancado à força de seus algozes, na luta prolongada e cheia de peripécias, pela Revolução Democrática, Agrária e Anti-imperialista.