AND Editorial Semanal – Tareas del nuevo gobierno de turno

EDITORIAL DE AND

05 DE ENERO DE 2023

Editorial Semanal – Tareas del nuevo gobierno de turno

Foto ilustrativa. AND base de datos

La toma de posesión de Luiz Inácio, el día 1, se realizó con un verdadero aparato de guerra. Según el monopolio de la prensa, el esquema de seguridad en la tenencia superó en más de cuatro veces el volumen de personal normalmente involucrado en eventos anteriores del mismo tipo. El miedo a un ataque político estuvo presente en todo momento, y nada indica que vaya a amainar. Este hecho es como un retrato de la situación: las instituciones luchan y se descomponen; las fuerzas políticas de la sociedad son extremas y exacerbadas; se cuestiona el orden y las “reglas del juego” y sobreviene la violencia. Luiz Inácio, cumpliendo la primera de sus difíciles tareas -asumir el gobierno- ahora enfrenta el desafío de cumplir las tres tareas reaccionarias que el gobierno militar de Bolsonaro no cumplió: sacar al país de la colosal crisis e impulsar el capitalismo burocrático , centralizar al máximo el Poder en el Ejecutivo y conjurar el peligro de revolución, presidiendo la represión del movimiento revolucionario de masas que está a punto de estallar. Finalmente, un nuevo gobierno de turno de la gran burguesía y terratenientes, sirvientes del imperialismo, principalmente norteamericano, bajo la tutela de generales golpistas.

Llama la atención, como parte de la crisis política, institucional y militar del aparato del Estado, que los altos mandos de las tres Fuerzas Armadas reaccionarias abandonaron el cargo antes de asumir. Lo hicieron para no tener que saludar al nuevo presidente, ni estar sujetos a sus designaciones. Los nuevos altos funcionarios, que Lula pretendía nombrar, fueron designados por Bolsonaro.

Son los máximos mandos de estas Fuerzas Armadas reaccionarias quienes han inspirado este movimiento anticomunista de cuarteles, para enviar un mensaje mordaz al gobierno de nuevo turno, o mejor dicho, un chantaje mordaz: o se someten al gobierno militar secreto que opera como un Poder Moderador, reconociéndolo como tal, o prepararse para años de disturbios de todo tipo.

Los ataques políticos ocurridos desde el 30 de octubre, en particular el intento de voladura de un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto de Brasilia, son signos del nuevo ciclo de lucha de clases que se ha abierto en el país. La extrema derecha criminal afila sus espadas para golpear al movimiento de masas popular y revolucionario y también para desangrar al gobierno de turno, al que toma por “izquierdista” e incluso “comunista”, en una verdadera gran injusticia para Luiz Inácio, porque, como él él mismo decretó, “los banqueros y los dueños de ingenios azucareros nunca ganaron tanto dinero como lo hicieron bajo mi gobierno”.

Es cierto que Luiz Inácio intentará repetir la hazaña, pero 2023 no es 2003 y huele más a 2013, con una situación aún más explosiva. Manejar la profunda crisis del capitalismo burocrático en el país dentro de una situación mundial de crecientes desórdenes es una tarea muy complicada de realizar. El nombramiento de un semibolsonista, José Múcio, en el Ministerio de Defensa es una rendición en forma de conciliación con apoyo golpista, que no hace sino alimentarlo. Al regalar su tarjeta de presentación, el nuevo ministro afirmó que “los campamentos frente al Cuartel General del Ejército son actos de democracia”; en tanto, las investigaciones arrojaron que de allí se habían ido los delincuentes que pretendían hacer estallar un camión lleno de combustible. ¿Es este el gobierno que surgió de una campaña electoral basada en la defensa de la democracia, o el Viejo Orden de explotación y opresión secular?

El Viejo Orden siendo cuestionado, de arriba abajo. Incluso en el mismo gobierno de coalición reaccionario no hay cohesión; no hay cohesión entre las instituciones; no hay cohesión dentro de ninguna institución; no hay cohesión entre las instituciones y las masas populares. No hay orden ni paz razonablemente posibles. El conflicto, entre las bandas ultrarreaccionarias, entre las bandas ultrarreaccionarias y el gobierno de coalición del oportunismo y la derecha liberal, y entre todo el viejo Estado y las masas populares, es la única certeza de este próximo período. Pero, dentro de las fuerzas verdaderamente democráticas y populares, inevitablemente estallarán las luchas entre seguir el camino revolucionario, actuando independientemente en defensa de los derechos y libertades democráticos y por mejores condiciones de vida, contra el camino oportunista de servir como un movimiento de masas oficial sumiso. corporatizada, proclamada por el reformismo barato y el revisionismo renegado de los defensores del decadente “Estado Democrático de Derecho” vigente, al unísono con los llamados al orden y la paz de la derecha liberal. Prevalecerán las luchas y la Revolución dará saltos.


Redação de AND

05 Janeiro 2023

Editorial semanal – As tarefas do novo governo de turno

Foto ilustrativa. Banco de dados AND

A posse de Luiz Inácio, no dia 1º, ocorreu com verdadeiro aparato de guerra. Segundo o monopólio de imprensa, o esquema de segurança da posse superou em mais de quatro vezes o volume de pessoal normalmente envolvido nos eventos anteriores do mesmo tipo. O temor de um atentado político foi presente em todo o tempo, e nada indica que vá baixar. Tal fato é como um retrato da situação: as instituições se digladiam e se decompõem; as forças políticas da sociedade se extremam e se exacerbam; a ordem e as “regras do jogo” são questionadas e a violência toma lugar. Luiz Inácio, cumprindo a primeira de suas difíceis tarefas – assumir o governo –, agora tem diante de si o desafio de cumprir as três tarefas reacionárias que o governo militar de Bolsonaro não logrou levar a termo: tirar o país da crise colossal e impulsionar o capitalismo burocrático, centralizar ao máximo o Poder no Executivo e conjurar o perigo de revolução, presidindo a repressão ao movimento revolucionário das massas que marcha a eclodir. Enfim, um novo governo de turno da grande burguesia e latifundiários, serviçais do imperialismo, principalmente norte-americano, sob a tutela dos generais golpistas.

Chama a atenção, como parte da crise política institucional e militar no aparelho de Estado, que os altos mandos das três Forças Armadas reacionárias tenham deixado o cargo antes da posse. O fizeram para não ter que saudar o novo presidente, e nem se sujeitar às nomeações dele. Os novos altos mandos, que Lula pretendia nomear, foram nomeados por Bolsonaro.

São os altos comandantes dessas Forças Armadas reacionárias que insuflaram esse movimento anticomunista das vivandeiras de quartéis, para dar um contundente recado ao novo governo de turno, ou melhor, contundente chantagem: ou sujeita-se ao governo militar secreto que opera como Poder Moderador, reconhecendo-o enquanto tal, ou prepare-se para anos de distúrbios de toda sorte.

Os atentados políticos que tiveram lugar desde o dia 30 de outubro, em particular a tentativa de explosão de um caminhão-tanque que ia em direção ao Aeroporto de Brasília, são signos do novo ciclo da luta de classes que se abriu no País. A extrema-direita celerada afila suas espadas para golpear o movimento de massas popular e revolucionário e também para sangrar o governo de turno que se inicia, a quem toma por “de esquerda” e até “comunista”, numa verdadeira grande injustiça a Luiz Inácio, pois, como ele mesmo decreta, “os banqueiros e os usineiros nunca ganharam tanto dinheiro como no meu governo”.

É certo que Luiz Inácio tentará repetir o feito, mas 2023 não é 2003 e cheira mais a 2013, com uma situação ainda muito mais explosiva. Administrar a profunda crise do capitalismo burocrático no país dentro de uma situação mundial de crescentes desordens é tarefa complicadíssima de levar a termo. A nomeação de um semi-bolsonarista, José Múcio, para o Ministério da Defesa é rendição sob a forma de conciliação com a tutelagem golpista, o que só a alimenta. Dando seu cartão de visita, o novo ministro afirmou que “os acampamentos em frente ao QG do Exército são atos da democracia”; enquanto isso, as investigações apontaram que de lá saíram os delinquentes que pretendiam explodir à revelia um caminhão repleto de combustível. É este o governo surgido de uma campanha eleitoral baseada na defesa da democracia, ou da Velha Ordem de exploração e opressão secularmente vigentes?

Velha Ordem que está sendo questionada, de cima a baixo. Inclusive, no mesmo governo de coalizão reacionária não há coesão; não há coesão entre as instituições; não há coesão dentro de nenhuma instituição; não há coesão entre as instituições e as massas populares. Não há ordem ou paz razoavelmente possíveis. O conflito, entre as bandas ultrarreacionárias, entre as bandas ultrarreacionárias e o governo de coalizão do oportunismo com a direita liberal e, entre todo o velho Estado e as massas populares, é a única certeza desse próximo período. Mas, no seio das forças verdadeiramente democráticas e populares inevitavelmente se livrará lutas entre seguir o caminho revolucionário, de atuar com independência na defesa dos direitos e liberdades democráticos e por melhores condições de vida, contra o caminho oportunista de servir de submisso movimento de massas oficial e corporativizado, apregoado pelo reformismo barato e o revisionismo renegado dos defensores do carcomido “Estado Democrático de Direito” vigente, em coro uníssono com os apelos de ordem e paz da direita liberal. As lutas se imporão e a Revolução dará saltos.