VIVA EL 105th ANIVERSARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE

Proletarios de todos los países, ¡uníos!

VIVA EL 105º ANIVERSARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE

INTRODUCCIÓN

El 7 de noviembre de 2022 se conmemora el 105°aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, en la que el proletariado tomó por primera vez en la historia el Poder en sus manos a gran escala, no solo en uno, sino con el fin de la guerra civil revolucionaria en múltiples países de los que constaba el imperio zarista. En este día histórico de 1917, el 25 de octubre en el calendario juliano utilizado en Rusia en aquella época (a partir de ahora solo nos referiremos a las fechas en el calendario gregoriano moderno), los bolcheviques dirigieron la toma armada de la capital. En pocas horas, todos los edificios públicos importantes estaban en manos de las fuerzas revolucionarias y el Comité Militar Revolucionario de los bolcheviques declaró la destitución del Gobierno Provisional de Kerensky.

Aquella noche se reunió el II Congreso de los Soviets de toda Rusia, en el que se consumó decididamente la victoria de la facción roja por los bolcheviques en los Soviets. De él nació el gobierno provisional obrero y campesino “Consejo de Comisarios del Pueblo” con la tarea inmediata de iniciar las negociaciones para retirar a Rusia de la guerra mundial imperialista, y la adopción del Decreto sobre la Tierra que abolía la propiedad sobre la tierra de los terratenientes. En la madrugada del 8 de noviembre, el Palacio de Invierno, en el que residía el gobierno provisional de Kerensky, fue ocupado. Alrededor de la misma hora, Moscú y otras ciudades importantes también fueron tomadas.

La Revolución de Octubre es un hito sobresaliente en la historia del proletariado con una enorme importancia: “lo esencial es que se ha roto el hielo, que se ha abierto el camino, que se ha indicado la dirección”, como dijo Lenin al valorar la importancia de Octubre.

La historia de la revolución rusa en el primer cuarto del siglo pasado, que debe considerarse como un proceso prolongado con tres cotas: la Revolución de 1905-1907, a menudo llamada el ensayo general; la Revolución Burguesa-Democrática de Febrero de 1917, y la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917 con la subsiguiente Guerra Civil Revolucionaria que duró hasta 1922. Lenin dijo que “el Partido Comunista de Rusia, ganó para sí mismo, no de una vez, sino a través de sus acciones en el curso de una lucha de 25 años, el papel, el título y la fuerza de ‘vanguardia’”.

Durante este proceso de lucha armada de 1905-1922, la revolución recorrió el largo y tortuoso camino, en el curso del cual la fracción roja de los bolcheviques reconstituyó el partido como un Partido de nuevo tipo y asumió la dirección del movimiento revolucionario, como el papel de la vanguardia del proletariado.

Todo ello, con flujos y reflujos, recodos en el camino, de victorias y derrotas, de conquistas y pérdidas, con diversos grados de lucha armada y guerra revolucionaria, en la que el nuevo Poder que nacía luchaba con el del viejo, traduciendo por primera vez en la realidad la teoría de la dictadura del proletariado avanzada por Marx y Engels y estableciendo el primer Estado de dictadura del proletariado en la historia de la humanidad sobre una sexta parte del globo.

Una nueva época comenzó en la historia de la humanidad.

Se inició una nueva era de la revolución proletaria mundial y de la dictadura del proletariado.

Comenzó una nueva era de lucha por la liberación de las naciones oprimidas dirigida por el proletariado.

El Presidente Mao Tse-tung señala: “La Primera Guerra Mundial imperialista y la primera revolución socialista victoriosa, la Revolución de Octubre, han cambiado totalmente el curso de la historia mundial, abriendo en ella una nueva era.y “El camino de la Revolución de Octubre es, en lo fundamental, el brillante camino común para el progreso de toda la humanidad”.

El camarada Stalin dijo: “La Revolución de Octubre no se puede considerar solo una revolución circunscrita ‘a un marco nacional’. Es, ante todo, una revolución de carácter internacional, de carácter mundial”.

La dimensión internacional de la Revolución de Octubre está determinada por nuestro programa, el Manifiesto del Partido Comunista, pero también fue reconocida por el enemigo como tal. La cruzada antisoviética tras la victoria de la Revolución de Octubre fue una gran confederación de las fuerzas contrarrevolucionarias, la “Santa Alianza” de principios del siglo XX.

Con motivo de los 105 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre, presentamos aquí una cronología, empezando por 1883 con la lucha por la constitución del Partido – hasta 1922, con la conclusión de la Guerra Civil Revolucionaria. La cronología se basa en gran parte, pero no exclusivamente, en la “Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética (bolcheviques)” – un gran documento del marxismo elaborado y editado bajo la dirección del camarada Stalin. En consecuencia, hemos decidido hacer uso de la misma división de períodos, evidente en los subtítulos.

LA LUCHA POR LA CREACIÓN DE UN PARTIDO OBRERO SOCIALDEMÓCRATA EN RUSIA (1883-1901)

Con el desarrollo del capitalismo llegó el rápido crecimiento del proletariado industrial, y así estaba naciendo el movimiento obrero en Rusia. En la década de 1880 comenzaría decididamente la lucha organizada de la clase, marcada por la acción de masas en forma de huelgas organizadas.

El grupo “Emancipación del Trabajo”, fundado por George Plejánov en 1883, desempeñó un importante papel en este primer período. Dio los primeros pasos para establecer conexiones con el movimiento obrero y sentó las bases teóricas de la socialdemocracia en Rusia.

Como sabemos, el marxismo, como todas las cosas nuevas, nunca ha dado un paso adelante sin lucha. Desde el principio fue necesario combatir las líneas erróneas y establecer e imponer la línea proletaria correcta. En este punto, se libró una lucha necesaria y decisiva contra el narodismo para despejar el camino hacia la creación del partido proletario. La derrota ideológica del narodismo se consumó con la lucha dirigida y librada por Lenin en la década de 1890.

La creación de la “Liga de San Petersburgo de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera” por Lenin en 1895 marcó el inicio de un nuevo período. La Liga era el partido proletario en su forma embrionaria.

En 1898 se celebró el Primer Congreso del Partido Laborista Socialdemócrata Ruso (R.S.D.L.P.), que supuso la constitución formal del partido.

Para la constitución real del partido como auténtico partido revolucionario del proletariado, era necesario establecer y desarrollar una correcta unidad ideológico-política. Para servir a esta tarea, Lenin fundó en 1900 el periódico Iskra. Tenía la capacidad de llegar y difundir los fundamentos teóricos de la línea que se desarrollaba hasta los rincones más alejados de Rusia. Sin embargo, Lenin subrayó que Iskra solo podía servir a esta tarea de difusión de la ideología de esta manera: “Pero el dirigente prácfíio inmediato del movimiento solo puede serlo un grupo central especial (llamémoslo, por ejemplo, Comité Central) que se enlacé personalmente con todos los comités, que reúna en su seno las mejores fuerzas revolucionarias de todos los socialdemócratas rusos y rija todos los asuntos del Partido en general”. (Carta a un camarada acerca de nuestras tareas de organizacion)

Lenin desarrolló en medio de la más dura lucha de clases y de dos líneas, contra el revisionismo y el oportunismo, el partido como uno capaz de dirigir a la clase en la lucha por el Poder. Entre los principales opositores en esta lucha se encontraban los “economistas”, que negaban la necesidad de tal partido, y además fomentaban la desunión existente y los métodos de trabajo amateur.

FORMACIÓN DEL PARTIDO OBRERO SOCIALDEMÓCRATA RUSO. APARICIÓN DE LOS GRUPOS BOLCHEVIQUE Y MENCHEVIQUE DENTRO DEL PARTIDO (1901-1904)

En la crisis económica de 1900-1903, la cantidad se convirtió en calidad, ya que los monopolios se convirtieron en un aspecto fundacional para toda la vida económica -se había producido el salto en el que el capitalismo entró en su segunda y más alta etapa: el imperialismo. En la situación particular de Rusia, la crisis supuso un agravamiento de las penurias de las masas. Con la “guerra ruso-japonesa” que estallaría en enero de 1904, las condiciones de las masas se deteriorarían aún más. En esta época se produjo un crecimiento del movimiento obrero revolucionario en Rusia, y las organizaciones socialdemócratas marxistas vieron crecer su tamaño y su fuerza.

Lenin y la fracción roja del movimiento socialdemócrata unida en torno a Iskra salieron victoriosos de la lucha con los “economistas”, y la confusión ideológica y los “métodos de trabajo de aficionados” fueron superados. Pero la lucha por el partido, como auténtico partido proletario revolucionario capaz de dirigir a la clase en la conquista del poder, por el partido de nuevo tipo, estaba lejos de terminar.

Con Iskra se construyó la facción roja, y así se preparó el camino para el Segundo Congreso del Partido. El congreso, celebrado en 1903, supuso la formación real del Partido, en el que se adoptaron un Programa y un Reglamento del Partido y se establecieron los órganos centrales de dirección.

En el congreso surgieron dos grupos o facciones; uno en torno a la tendencia de Iskra o la facción roja, y el otro, más cercano a los “economistas”. Estos dos grupos eran los bolcheviques y los mencheviques. La contradicción entre ellos se centraba en la cuestión organizativa; la cuestión del partido. El oportunismo de los mencheviques se oponía a la formación del partido como el partido revolucionario militante que exigía la conquista del poder (es decir, el partido de nuevo tipo) preconizado por Lenin y la fracción roja. En su lugar, abogaban por un partido poco organizado, o mejor dicho, desorganizado y descentralizado.

En “Carta a un camarada sobre nuestras tareas organizativas”, explica en qué consiste el arte de la conspiración clandestina “Todo el arte de la organización élandestina debe consistir en saber sacar partido de todo y cada uno, en ‘dar trabajo a todos y a cada uno’, manteniendo al mismo tiempo la dirección de todo el movimiento y manteniéndola, por supuesto, no por la fuerza del poder, sino por la fuerza del prestigio, por la de la energía, de la mayor experiencia, de la mayor diversidad de conocimientos y del mayor talento. En el mismo folleto, contra los que entienden la clandestinidad como algo rígido y mecánico, Lenin afirma “En lo que atañe a la clandestinidad y la reglamentación de los círculos de todo tipo, ello dependerá del carácter de sus funciones: de acuerdo con ello, en este terreno existirán las organizaciones más diversas ( desde la más ‘rigurosa’, estrecha y cerrada hasta la más ‘libre’, amplia, abierta y poco reglamentada).”

Con la ayuda de Plejánov, los mencheviques se hicieron con el control de Iskra y del Comité Central, que intentaron utilizar estos órganos con el fin de dividir el partido. Los bolcheviques reunieron a las organizaciones locales, convocaron un Tercer Congreso y crearon el nuevo periódico de la facción roja, titulado “Vperyod”. Y así, en esta coyuntura -poco después del estallido de la “guerra ruso-japonesa” interimperialista, y poco antes de la Revolución de 1905- las dos facciones actuaron como grupos políticos separados.

LOS MENCHEVIQUES Y LOS BOLCHEVIQUES EN EL PERIODO DE LA GUERRA RUSO-JAPONESA Y LA PRIMERA REVOLUCIÓN RUSA (1904-1907)

Por primera vez, el Comité de Bakú de los bolcheviques dirigió una enorme y bien organizada huelga entre los trabajadores de los campos petrolíferos. La huelga resultó victoriosa y, en diciembre de 1904, dio lugar a un convenio colectivo entre los trabajadores de los campos petrolíferos y los propietarios. La victoria de la huelga marcó no solo el inicio de una ola en Transcaucasia, sino en toda Rusia. Como dijo el camarada Stalin “La huelga de Bakú fué la señal para las gloriosas acciones de enero y febrero en toda Rusia”. En enero de 1905 comenzó una huelga en la mayor de las fábricas de San Petersburgo. La huelga creció rápidamente y se extendió a otros molinos y fábricas de San Petersburgo, ya que la huelga se convirtió en una huelga general.

El 22 de enero, más de 140.000 personas marcharon hacia el Palacio de Invierno, donde residía el zar. El gobierno zarista trató de aplastar este gran movimiento que se desarrollaba en sus inicios. El zar ordenó a sus tropas disparar contra los trabajadores desarmados, matando a más de dos mil. Allí, entre las grietas del adoquinado de las calles, a lo largo del pavimento, fluía y se fundía la sangre de los bolcheviques junto con la de las masas.

Ya por la tarde se levantaron barricadas en los barrios obreros, mientras los trabajadores salían a la calle. En todo el país, los trabajadores iniciaron huelgas de protesta, alcanzando el número de huelgas 440.000 solo en enero, más que en toda la década anterior. Se produjo un cambio con la profundización y el aumento de la conciencia de clase, y las huelgas que hasta entonces eran principalmente económicas, se convirtieron principalmente en huelgas de simpatía a otras huelgas políticas, a manifestaciones y a la lucha armada contra las tropas zaristas que se llevaron a cabo algunos lugares. Los bolcheviques dirigieron varias de estas importantes luchas, se abrieron con plomo y ofrecieron su sangre.

Especialmente feroz fue la lucha librada en Polonia. En los tres días que transcurrieron entre el 22 de junio y el 24 de junio 1905, los obreros levantaron barricadas en la ciudad de Lodz y lucharon contra las tropas zaristas. Aquí, la huelga general y la lucha armada se fusionaron. Con la lucha armada del proletariado, las campanas tocaron el comienzo de nuevos tiempos.

De mayo a agosto, el Comité Bolchevique del Norte dirigió a 70.000 trabajadores en huelga en Ivanovo-Voznesensk. Miles de obreros se reunieron en reuniones casi diarias en las que discutían sus reivindicaciones y en las que los bolcheviques se dirigían a la multitud. En el transcurso de la huelga se creó un Consejo de Representantes, que fue en realidad uno de los primeros soviets obreros de Rusia.

Esa primavera, el campesinado comenzó a unir la revolución con la lucha por la tierra. Marcharon sobre los terratenientes, asaltaron sus propiedades, repartieron el grano y en algunos lugares consiguieron confiscar las tierras. Despertada la ira del campesinado, el movimiento socialdemócrata se extendió al campo, creándose comités campesinos y organizándose huelgas entre los trabajadores agrícolas.

En junio había estallado una revuelta en el acorazado “Potemkin” de la Flota del Mar Negro. Los soldados llevaron el barco a Odessa, donde estaba en marcha una huelga general. Se enviaron varios buques de guerra contra el Potemkin, pero los marineros se negaron a disparar contra sus compañeros sublevados. Durante varios días la desafiante bandera roja ondeó orgullosa en el mástil del Potemkin.

En esta época, los bolcheviques no eran la única fuerza que dirigía el movimiento, como ocurriría en 1917. En ese momento, había varias facciones como los mencheviques, los socialistas-revolucionarios y los anarquistas, que eran incapaces de proporcionar a las masas la dirección y la línea necesarias para garantizar la victoria final. A bordo del Potemkin y de los demás barcos se manifestó este problema, y debido a la falta de una dirección adecuada y experimentada, hubo una tendencia fatal a vacilar en los movimientos decisivos. La revuelta del Potemkin acabó en derrota, con varios ejecutados y otros encarcelados o condenados al exilio. Lenin atribuyó gran importancia a esta revuelta.

A principios de octubre comenzó una huelga en el ferrocarril Moscú-Kazán. En dos días se unieron a ella todos los ferroviarios del nudo ferroviario de Moscú y, poco después, todos los ferrocarriles del país se vieron afectados por la huelga. Como un incendio de pradera, la huelga se extendió a una fábrica tras otra, a un molino tras otro, a una ciudad tras otra y a una región tras otra, ya que se convirtió en una huelga política general. Además, se unieron a ella grandes sectores de la pequeña burguesía; empleados menores, estudiantes, intelectuales, abogados, ingenieros y médicos. La huelga política de octubre se convirtió en una huelga de toda Rusia que abarcó casi todo el país, incluidos los distritos más remotos, y casi todos los trabajadores, incluidos los estratos más atrasados. El país se paralizó y el gobierno quedó paralizado. El poderío del proletariado y del movimiento proletario se hizo patente.

El régimen zarista, mortalmente asustado, aumentó sus maquinaciones con la aspiración de sabotear y obstaculizar el movimiento a corto plazo, y aplastarlo con una represión descarada a largo plazo. En consecuencia, el zar publicó su Manifiesto del 17 de octubre de 1905. El Manifiesto prometía “los fundamentos inamovibles de la libertad civil: la verdadera inviolabilidad de la persona y la libertad de conciencia, de expresión, de reunión y de asociación”. Con este Manifiesto, el régimen zarista esperaba engañar y sembrar la división, a fin de ganar tiempo para reunir sus fuerzas e iniciar una campaña de represión, de contrarrevolución. Reuniendo a los terratenientes reaccionarios, a los comerciantes, a los sacerdotes y al sector peligroso del lumpen proletariado, la reacción estableció dos organizaciones paramilitares controladas por la policía, conocidas como la “Liga del Pueblo Ruso” y la “Liga de Miguel Arcángel”. Los grupos reaccionarios negros recibieron el apodo de “Las Centurias Negras” entre las masas. Las Centurias Negras, con el apoyo de la policía, desataron el terror sobre las masas al asesinar abiertamente a obreros, intelectuales y estudiantes en las calles, al quemar los lugares de reunión y al abrir fuego contra las asambleas públicas.

Lenin, reafirmó repetidamente la verdad marxista de que lo central en cualquier revolución es la cuestión del Poder, y que lo central en la cuestión del poder es la fuerza armada. Para tomar el Poder, crear un nuevo Poder y defenderlo, es necesaria e inextricable la existencia de una fuerza armada dirigida por el Partido. Lenin, señalando la necesidad de la militarización de las filas de la vanguardia proletaria, vio la acción bruta militarizada de las Centurias Negras como una oportunidad en la que podía producirse un salto en esta cuestión; mediante la forja de los militantes y de la organización en la acción armada, en la lucha armada. En un proyecto de artículo de octubre de 1905 escribió: “La lucha contra las centurias negras es una magnífica acción militar que proporciona instrucción a los soldados del ejército revolucionario, su bautismo de fuego y un gran provecho a la revolución. Los destacamentos del ejército revolucionario deben veriguar inmediatamente con quiénes, dónde y cómo se forman las centurias negras, luego no limitarse a la simple propaganda (que es útil, pero insuficiente), sino actuar con la fuerza de las armas, apaleando a los elementos de las centurias negras, exterminándolos, haciendo volar sus centros de mando, etc., etc.”

En un acto de tirar migajas, se estableció la Duma de Witte, mientras la burguesía liberal se conformaba con ligeras reformas para “pacificar” al pueblo y dividir las fuerzas de la revolución. Habiendo llegado a un acuerdo con la burguesía liberal, y habiendo sembrado la división entre las masas, el régimen zarista pudo concentrar sus fuerzas contra el proletariado en una contraofensiva y así la reacción inició un período de contrarrevolución.

El estado de la contradicción interna en el partido, en el R.S.D.L.P., fue uno de los factores decisivos para la derrota de la revolución. El partido de la clase carecía de la línea necesaria, de la organización y, fundamentalmente y en concreto, de la unidad, ya que estaba dividido en dos grupos. Durante todo este período, los bolcheviques y los mencheviques se enfrentaron en el seno del R.S.D.L.P.. Mientras los bolcheviques seguían la línea roja y se esforzaban por dirigir al proletariado en el derrocamiento del zarismo, los mencheviques obstaculizaban la revolución con su línea de compromiso y capitulación. De este modo, los mencheviques sembraron la confusión entre los trabajadores y dividieron el movimiento obrero. Al carecer de la unidad esencial en sus propias filas, el proletariado no pudo convertirse en la fuerza dirigente exitosa de la revolución mediante la alianza con el campesinado.

Los mencheviques acabaron siguiendo a la burguesía liberal. Tragando alegremente las migajas arrojadas por el zarismo, apoyaron a la Duma Estatal, se convirtieron en virtuales agentes de la burguesía en las filas del movimiento obrero. Por el contrario, los bolcheviques lucharon por la extensión de la revolución, por el derrocamiento del zarismo mediante la lucha armada.

En el curso de la revolución, los bolcheviques demostraron ser la única fuerza marxista revolucionaria genuina en el Partido y en el país. Demostraron ser, aunque todavía en desarrollo, la única dirección capaz en de la clase. Demostraron que eran la fuerza que sabía dirigir con razón, ventaja y límite. Demostraron que sabían avanzar cuando la situación lo exigía. Y demostraron su capacidad de adaptar sus propias filas en función del cambio de la situación.

La revolución de 1905 fue una escuela para los bolcheviques, y a menudo se la llama el ensayo general de la revolución. Los bolcheviques aprendieron a avanzar en las primeras filas y a dirigir a las masas en el ataque. Además, los tres años de revolución, de 1905 a 1907, proporcionaron una inmensa educación a las masas en materia de violencia revolucionaria, especialmente al proletariado. Unos pocos años de revolución pusieron de manifiesto lo que no pudo ponerse de manifiesto en el curso de décadas de desarrollo pacífico.

El Cuarto Congreso del Partido, celebrado en Estocolmo en 1906, se limitó a preservar y reforzar un poco la unidad formal en el Partido. Los bolcheviques estaban en minoría en este congreso y “sufrieron una derrota”. “Pero ¿qué derrota fue aquélla?”, preguntó retóricamente el camarada Stalin, diciendo: “Había que ver a los adversarios de Lenin, a los vencedores del Congreso de Estocolmo, a Plejánov, a Axelrod, a Mártov y a los demás: se parecían muy poco a verdaderos vencedores, porque Lenin, con su crítica implacable del menchevismo, no les dejó, como suele decirse, hueso sano”. (“Lenin”, 23 de enero de 1924)

Al año siguiente, en 1907, se celebró el V Congreso del Partido, en Londres. La facción roja salió victoriosa del congreso, y se logró la unidad bajo la línea de los bolcheviques, con la línea de los mencheviques condenada como de compromiso. Sin embargo, la lucha estaba aún lejos de terminar, ya que los mencheviques seguían teniendo raíces en el movimiento obrero.

LOS MENCHEVIQUES Y LOS BOLCHEVIQUES EN EL PERIODO DE LA REACCIÓN DE STOLYPIN LOS BOLCHEVIQUES SE CONSTITUYEN EN UN PARTIDO MARXISTA INDEPENDIENTE (1908-1912)

El régimen zarista desencadenó su campaña de contraofensiva contra el auge del movimiento revolucionario que había tenido lugar con la Revolución de 1905, que marcaría el inicio de un periodo llamado la reacción de Stolypin. La Segunda Duma Estatal fue disuelta y se restringió el grado de legalidad de la organización.

Esta ofensiva de la contrarrevolución, el período de la reacción de Stolypin, se caracterizó por un asalto al proletariado en múltiples frentes. La policía, los gendarmes, los agentes-provocadores y Las Centurias Negras asaltaron con saña al movimiento obrero. Las organizaciones políticas y económicas del proletariado fueron perseguidas y el régimen zarista se empeñó en destruirlas.

La ofensiva de la contrarrevolución se libró también en el frente ideológico. Las tendencias a la degeneración, la decadencia y el escepticismo se extendieron entre la intelectualidad. Toda una horda de intelectuales, incluida una parte de la intelectualidad del Partido, lanzó un ataque contra los fundamentos filosóficos del marxismo, contra el materialismo dialéctico. En defensa del marxismo, en la lucha contra esta ofensiva contrarrevolucionaria en el frente ideológico, Lenin escribió su histórico “Materialismo y empiriocríticismo”.

Los bolcheviques fueron la única fuerza del Partido que no enarboló la bandera del Partido, que se mantuvo fiel al Partido y a la clase. Los bolcheviques, forjados en la lucha y templados en la ideología, lucharon y salvaguardaron el Partido y sus principios revolucionarios, decididos a llevar a cabo los preparativos necesarios y a trabajar por la toma del Poder.

Lenin destacó la clandestinidad del Partido, y al desarrollar la teoría del Partido de nuevo tipo planteó la tesis del Partido como centro clandestino que dirigiría todas las formas de trabajo político.

Se produjo un salto en el que, salvo un puñado de “mencheviques” leales al Partido, la mayoría de los mencheviques se convirtieron en liquidadores declarados, oponiéndose resueltamente al Partido como partido revolucionario del proletariado. En oposición a la clandestinidad, se esforzaron por crear en su lugar un partido reformista que se adaptara a la restricción de la legalidad con compromiso. En consecuencia, esta facción se ganó el apodo de “Partido Laborista de Stolypin”. Trotsky defendió la unidad de los liquidadores, utilizando como cortina de humo la consigna “unidad del partido”.

En diciembre de 1908 se celebró en París la V Conferencia Panrusa del R.S.D.L.P. La conferencia exhortó a todas las organizaciones del Partido a luchar resueltamente contra los intentos de los liquidadores.

Trotsky organizó el “Bloque de Agosto” antibolchevique y antipartido, unificando a los liquidadores y a los otzovistas en la lucha contra los bolcheviques. Trotsky enmascaró su liquidacionismo bajo la apariencia de centrismo. A este respecto, Lenin señaló que Trotsky era más vil y pernicioso que los liquidadores abiertos.

Estaba claro que la ruptura con los oportunistas era inevitable y que era necesario establecer el Partido como un partido marxista genuino e independiente. En enero de 1912 se celebró en Praga la VI Conferencia del Partido de toda Rusia, que constituyó una victoria histórica en la lucha por el Partido. En esta conferencia, los liquidadores mencheviques fueron expulsados y las filas del partido fueron depuradas de elementos oportunistas. Los bolcheviques reconstituyeron el partido como un partido independiente, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolcheviques). La Conferencia de Praga inauguró el partido bolchevique, el partido leninista de nuevo tipo. Se restauró el destrozado aparato central y se eligió un Comité Central formado por Lenin, Stalin, Sverdlov y otros.

Hablando de su importancia y resumiendo la Conferencia de Praga, el camarada Stalin dijo “Esta Conferencia tuvo una importancia grandísima en la historia de nuestro Partido, pues deslindó los campos entre los bolcheviques y los mencheviques y unió a las organizaciones bolcheviques de todo el país en un Partido bolchevique único.”

EL PARTIDO BOLCHEVIQUE DURANTE EL NUEVO ASCENSO DEL MOVIMIENTO OBRERO ANTES DE LA PRIMERA GUERRA IMPERIALISTA (1912-1914)

La reacción de Stolypin no podría contener a las masas en movimiento durante mucho tiempo. El 17 de abrilt, el gendarme zarista disparó y mató a más de 500 trabajadores en una huelga en los yacimientos de oro de Lena, en Siberia. Indignados por esta atrocidad, las huelgas de protesta política estallaron en toda Rusia, y el número de trabajadores en huelga se elevó rápidamente a 300.000. A este respecto, el camarada Stalin escribió en el periódico bolchevique de San Petersburgo, Zvezda (que significa “estrella”) “Los disparos del Lena rompieron el hielo del silencio, y el río del movimiento popular se puso en marcha. ¡Se puso en marcha!

Las huelgas del Primero de Mayo de ese año involucraron a unos 400.000 trabajadores, y las huelgas se celebraron bajo las consignas revolucionarias bolcheviques de la república democrática, la jornada de 8 horas y la confiscación de los latifundios. Sobre esto, Lenin dijo: “La grandiosa huelga de mayo del proletariado de toda y las manifestaciones callejeras, las proclamas revolucionarias y los discursos revolucionarios pronunciados ante las multitudes obreras en relación con esa huelga, han demostrado con claridad que Rusia ha entrado en una fase de auge revolucionario”.

Una revuelta armada de las tropas en el Turquestán. También se estaba gestando una revuelta en la Flota del Báltico y en Sebastopol.

El Partido fundó el diario Pravda, un periódico político de masas destinado a los sectores más amplios de los trabajadores. Se convirtió en un poderoso instrumento de los bolcheviques que sirvió para fortalecer sus organizaciones y extender su influencia entre las masas.

Con el Pravda se formó toda una generación de revolucionarios proletarios, la generación que estaría al frente de la Gran Revolución Socialista de Octubre. “Sobre “Pravda” del año 1912″, como dijo Stalin, “cimentó el triunfo del bolchevismo en 1917.″.

El movimiento revolucionario en las naciones oprimidas del imperio ruso exigía un programa claro para la cuestión nacional. Solo los bolcheviques presentaron un programa marxista sobre la cuestión nacional, tal como se expone en el artículo del camarada Stalin, “El marxismo y la cuestión nacional”, y en los artículos de Lenin, “El derecho de las naciones a la autodeterminación” y “Notas críticas sobre la cuestión nacional”.

Apareció un nuevo factor: La guerra mundial imperialista, que iba a cambiar todo el curso de los acontecimientos. En vísperas de la guerra imperialista, el Partido dirigió a la clase en sus acciones revolucionarias, y al estallar la guerra, el Partido entró en un período difícil en el que desplegó y enarboló con ardor las banderas del internacionalismo proletario.

EL PARTIDO BOLCHEVIQUE EN EL PERIODO DE LA GUERRA IMPERIALISTA LA SEGUNDA REVOLUCIÓN EN RUSIA (1914 – marzo de 1917)

El oportunismo que había infectado a la II Internacional antes de la guerra, consumó ahora su bancarrota y posterior liquidación. Los partidos oportunistas, ahora que han dado el salto y se han convertido en socialchovinistas a ultranza, se han enfrentado entre sí al tiempo que se unían en apoyo de su propia burguesía imperialista, agitando a traición para que las hermanas y hermanos de clase del proletariado internacional se maten entre sí para servir a los parásitos imperialistas, para el sometimiento de las naciones oprimidas a los respectivos imperialismos y la esclavización de los pueblos oprimidos del mundo.

Los bolcheviques habían previsto su inevitabilidad mucho antes de que estallara la guerra. En los congresos socialistas internacionales, Lenin había luchado por la adopción de una línea de conducta revolucionaria de los socialistas para el estallido de la guerra.

En su trascendental obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, combatió en particular el punto de vista erróneo del renegado Kautsky, que, separando la política del imperialismo de su economía, reducía el imperialismo a una mera “política preferida del capital financiero”. Como señala Lenin: “Resulta que de este modo se disimulan, se velan las contradicciones más importantes de la fase actual del capitalismo, en vez de ponerlas al descubierto en toda su profundidad; resulta reformismo burgués en lugar de marxismo.”

Los bolcheviques avanzaron la esclarecedora consigna proletaria de “transformación de la guerra imperialista en guerra civil”. Llamaron a los obreros y campesinos, vestidos de soldados, a dirigir sus armas contra su propia burguesía imperialista. Mantuvieron esa verdad inmortal de que hay dos tipos de guerras: Guerras justas – para la liberación, y, guerras injustas – para la explotación.

Desde el mismo estallido de la guerra, Lenin inició los trabajos preparatorios de una nueva Internacional, la Tercera Internacional. El Manifiesto del Comité Central del Partido contra la guerra, publicado en noviembre de 1914, planteaba la formación de una nueva Internacional en lugar de la antigua. En septiembre de 1915, se celebró una conferencia internacional, que llegó a conocerse como la Conferencia de Zimmerwald. Lenin la calificó como el “primer paso” en el desarrollo de un movimiento internacional contra la guerra. El Partido Bolchevique encabezó la izquierda en esta conferencia, pero aún dentro de la izquierda, fue la única parte que en este momento adoptó una posición coherente contra la guerra.

En 1916, se convocó una segunda conferencia en la localidad suiza de Kienthal, conocida como la Segunda Conferencia de Zimmerwald. Cuando se celebró esta conferencia, se habían creado grupos internacionalistas en casi todos los países y se había establecido una clara línea de demarcación entre los internacionalistas y los socialchovinistas.

La línea bolchevique para “la derrota de su propio Gobierno en la guerra imperialista” llamaba en este contexto a la formación de organizaciones revolucionarias dentro de las fuerzas armadas, formando núcleos en el ejército y la marina, en el frente y en la retaguardia. En el frente, el Partido agitaba la confraternización con los soldados de los ejércitos en guerra, subrayaba que el verdadero enemigo era la burguesía y que solo se podía poner fin a la guerra volviendo las bayonetas contra la propia burguesía y su gobierno. Los casos de rechazo de las unidades del ejército a tomar la ofensiva se hicieron cada vez más frecuentes. Especialmente extensa fue la labor de los bolcheviques en los ejércitos del Frente Norte, en las provincias del Báltico.

La guerra llevaba ya tres años. Millones de personas habían muerto. Rusia se enfrentaba a una derrota tras otra en el frente, un trastorno económico cada vez más agudo. Las fábricas cerraron. El desempleo creció. El acceso a los alimentos se volvió escaso, casi se apoderó de algunos lugares. Fue entonces cuando el año de 1917 fue inagurado por una ola de huelgas. En enero se celebraron manifestaciones de huelga en Petrogrado, Moscú, Bakú y Nizhni-Novgorod. A la manifestación de Petrogrado se sumaron los soldados. A lo largo de febrero, la mayoría de las grandes fábricas de Petrogrado se pusieron en huelga.

El 8 de marzo° , a la convocatoria del Comité del Partido de Petrogrado, las mujeres trabajadoras salieron a la calle para manifestarse contra la guerra, el hambre y contra el zar. El 10 de marzot, prácticamente todo el proletariado de Petrogrado se había unido al movimiento revolucionario. En todas partes se produjeron manifestaciones y enfrentamientos. Por las calles marchaban miles de personas, con pancartas rojas que iluminaban las calles con las consignas “¡Abajo el zar!”, “Abajo la guerra!”, “Queremos pan!”.

El 11 de marzo, al día siguiente, comenzó a asumir el carácter de un levantamiento. Los trabajadores desarmaron a la policía y a los gendarmes, armándose. La policía abrió fuego contra una manifestación en la plaza Znamenskaya. Ese mismo día, el Buró del Comité Central publicó un manifiesto llamando a la continuación de la lucha armada contra el zarismo y a la formación de un Gobierno Revolucionario Provisional.

El 12 de marzo° las tropas de Petrogrado se negaron a disparar contra los trabajadores que protestaban y se unieron a las filas del pueblo. Esa noche, el número de soldados que se había puesto del lado del pueblo sublevado superaba los 60.000.

Los obreros y soldados comenzaron a detener a los ministros y generales zaristas y a liberar a los presos políticos. En las calles aún se intercambiaban disparos con la policía y los gendarmes, que se posaban en los áticos de las casas con ametralladoras. Pero las tropas se pasaron rápidamente al lado del pueblo, sellando el destino de la autocracia zarista. Cuando la noticia de la victoria de la revolución en Petrogrado se extendió a otras ciudades y al frente, los obreros y los soldados comenzaron a deponer a los funcionarios zaristas en todas partes.

Con las reivindicaciones de “paz, pan y libertad”, del derrocamiento de la autocracia zarista, el proletariado había desempeñado un papel de primer orden, movilizando a los millones de campesinos armados y vestidos con uniformes de soldados, logrando así la victoria de la revolución democrático-burguesa de febrero. Como dijo Lenin: “La revolución ha sido obra del proletariado, que ha dado pruebas de heroísmo, ha derramado su sangre y ha arrastrado con él a las más extensas masas de los trabajadores y de la población más pobre”.

Sobre el papel de la Revolución de 1905 como ensayo general, Lenin señaló “Sin los tres afios de formidables combates de clases y de energía revolucionaria desplegada por el proletariado ruso de 1905 a 1907, hubiera sido imposible una segunda revolución tan rápida, en el sentido de que ha cubierto su etapa inicial en unos cuantos días”.

En el transcurso de la revolución se volvieron a crear soviets. La experiencia de los Soviets en la Revolución de 1905 vivía en la mente de los trabajadores, en la memoria de la clase. Los Soviets en la Revolución de 1905 habían enseñado a la clase, en su forma más elemental, una lección sobre el nuevo poder en el levantamiento armado. Estos soviets habían sido el nuevo poder en una forma embrionaria. Con el derrocamiento del zarismo, las masas recordaron estas experiencias y las aplicaron.

Mientras los bolcheviques dirigían a las masas en las calles, los mencheviques y los socialistas-revolucionarios centraban ahora el grueso de sus esfuerzos en hacerse con los escaños de los soviets.

El 12 de marzo° , los miembros de la Cuarta Duma Estatal que representaban a la facción liberal (entonces existente) de la burguesía, concluyeron un acuerdo a escondidas con los dirigentes socialistas-revolucionarios y mencheviques, que condujo al establecimiento del nuevo Gobierno Provisional. En otras palabras, los dirigentes socialistas-revolucionarios y mencheviques que habían tomado la dirección de algunos soviets cedieron el poder a la burguesía, integrando sus partidos decididamente en el orden burgués.

Con ello, la situación se convirtió en una de doble Poder. Pues junto al nuevo orden burgués representado por el Gobierno Provisional, existía otro orden emergente: los Soviets de Diputados Obreros y Soldados. Formados sobre la alianza de los obreros y campesinos contra el zarismo, eran órganos del nuevo Poder proletario, en desigual nivel de formación. En otras palabras, existía la disputa entre el Poder burgués y el Poder proletario.

La tarea de los bolcheviques era ahora abrir los ojos de las masas al carácter imperialista del Gobierno Provisional, desenmascarar la traición de los socialistas-revolucionarios y de los mencheviques que se habían pasado al campo de la burguesía. Que el fin de la guerra mundial imperialista solo podía asegurarse con el derrocamiento de la dictadura de la burguesía y el establecimiento, con el gobierno de los Soviets, de la dictadura del proletariado. Las masas estaban perdiendo rápidamente su confianza en los Gobiernos Provisionales y en los elementos participantes, y el Partido Bolchevique estaba asumiendo la dirección.

En un artículo para Pravda, fechado el 14 de marzo, 1917, el camarada Stalin escribe: “El carro de la revolución rusa avanza con la velocidad del rayo. Los destacamentos de militantes revolucionarios crecen y se extienden por todas partes. Los pilares del viejo poder se tambalean sobre sus cimientos y se desmoronan. … Las fuerzas del viejo poder se desmoronan, pero aún no están destruidas. … Mirad a vuestro alrededor y veréis que el siniestro trabajo de las fuerzas oscuras prosigue sin cesar… Destruir completamente las viejas fuerzas y, junto con las provincias, hacer avanzar aún más la revolución rusa, tal debe ser la próxima tarea inmediata del proletariado de la capital”. (“Los Soviets de Diputados Obreros y Soldados”)

EL PARTIDO BOLCHEVIQUE EN EL PERIODO DE PREPARACIÓN Y REALIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE (ABRIL DE 1917 – 1918)

Cada vez estaba más claro que el Gobierno Provisional no tenía intención de retirar a Rusia de la guerra. Que no tenía intención de resolver la cuestión de la tierra. Después de todo, era una dictadura burguesa, en alianza con los grandes terratenientes. Estaba claro que la situación de doble Poder que había surgido con la Revolución de Febrero no podía persistir por mucho tiempo, ya que la disputa por el Poder llevaría a la concentración del Poder en manos de una clase.

Después de la Revolución de Febrero, el Partido Bolchevique comenzó a desarrollar su trabajo político y organizativo de forma bastante abierta, lo que tenía que ver con las condiciones concretas; con la situación temporal de doble poder que existía. Cuando Lenin regresó del exilio y llegó a Petrogrado en la noche del 16 de abril , miles de personas se reunieron en la estación de tren de Finlandia para darle la bienvenida. En Petrogrado, pronunció un discurso llamando a la sucesión en la siguiente etapa de la revolución; concluyó su discurso “¡Viva la Revolución Socialista!”

El 1° de mayo , Milyukov, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno Provisional, aseguró a Gran Bretaña y Francia, aliados de Rusia en la “Triple Entente”, que el nuevo gobierno mantendría los tratados zaristas. Al día siguiente, cuando se conoció esta declaración, conocida como “la nota de Milyukov”, las masas se agitaron con rabia. El 3 de mayo , el Comité Central del R.S.D.L.P.(b) convocó protestas. El 3 de mayo -4 , 100.000 obreros y soldados se manifestaron con pancartas con las reivindicaciones: “¡Publiquen los tratados secretos!”, “¡Abajo la guerra!”, “¡Todo el Poder para los soviéticos!”

En abril de 1917 se reunió la Séptima Conferencia del Partido Bolchevique. También se conoce como la Conferencia de Abril, o la Conferencia de Abril de toda Rusia. Fue la primera vez en la historia del Partido que éste convocó una Conferencia abiertamente. La conferencia discutió y estableció la línea del Partido sobre todas las cuestiones básicas de la guerra y la revolución: la situación actual, la guerra, el Gobierno Provisional, los Soviets, la cuestión agraria, la cuestión nacional, etc. La tarea inmediata del Partido fue expuesta por Lenin en la consigna: “¡Todo el Poder a los Soviets!”, llamando al fin de la situación de doble poder con la completa hegemonía del poder proletario. Solo así se podría retirar a Rusia de la guerra imperialista, y solo así se podría resolver la cuestión de la tierra.

Sobre la base de las decisiones de la Conferencia de Abril, el Partido desarrolló amplias actividades para ganar a sectores de las masas, incluso en los soviets, en los sindicatos y en los comités de fábrica. Especialmente amplio fue el trabajo en el ejército, donde comenzaron a surgir grupos u organizaciones militares a gran escala.

Los bolcheviques llevaron a cabo una campaña de masas, movilizando desde los distritos proletarios de Petrogrado una marcha para presentar las demandas revolucionarias al Congreso de los Soviets. La campaña puso de manifiesto el creciente apoyo a los bolcheviques. Las consignas y pancartas de los mencheviques y de los socialistas-revolucionarios, también en las calles, en apoyo del Gobierno Provisional, se ahogaron en un mar de cuatrocientos mil manifestantes bajo las consignas “¡Abajo la guerra!”, “¡Abajo los diez ministros capitalistas!”, “¡Todo el Poder a los soviets!”

Ese mismo día, el 1° de julio , el Gobierno Provisional condujo a los soldados del frente en una ofensiva. Cuando la noticia llegó a las masas, una corriente de indignación sin límites fluyó a través de los trabajadores y soldados. Estallaron manifestaciones, que se convirtieron en una enorme manifestación general armada, con la demanda de “¡Todo el Poder para los soviets!”. Cientos de miles de personas marcharon hacia la sede del Soviet de Petrogrado y del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia para exigir que los Soviets tomaran el Poder en sus manos y rompieran con la burguesía imperialista, para que Rusia se retirara de la guerra.

Se desplegaron destacamentos de oficiales y cadetes contra los manifestantes, y chorros de sangre corrieron por las calles de Petrogrado. Después de que la manifestación fuera reprimida y dispersada, el Gobierno Provisional inició una campaña de represión, marcando el comienzo de un intento de contraofensiva de la reacción. Se suprimieron varias publicaciones bolcheviques. Varios destacamentos de la Guardia Roja fueron desarmados. Se enviaron a las trincheras unidades revolucionarias de la guarnición de Petrogrado. Se llevaron a cabo detenciones en la retaguardia y en el frente. Se emitió una orden de arresto contra Lenin. Varios miembros prominentes del Partido fueron arrestados.

La situación de doble Poder había llegado a su fin. La burguesía consolidaba su Poder. Los Soviets, cuya dirección estaba dominada por los socialistas-revolucionarios y los mencheviques, se habían convertido en aburridos apéndices del Gobierno Provisional. Posteriormente, los bolcheviques retiraron la consigna de “¡Todo el Poder a los soviets!”. El Poder estaba concentrado en manos del Gobierno Provisional burgués, que estaba tomando medidas para desarmar y desmantelar o pacificar las organizaciones del proletariado. Muchos obreros y soldados pertenecientes a los mencheviques y a los socialistas-revolucionarios rompieron sus carnés de afiliación con rabia y asco, y muchos precedieron a solicitar la admisión en el Partido Bolchevique.

El Partido Bolchevique, tras pasar a la clandestinidad, comenzó a preparar un levantamiento armado para derrocar al Gobierno Provisional y crear e imponer el Poder de los Soviets por la fuerza de las armas. El VI Congreso del Partido se reunió en Petrogrado del 8° al 16° de agosto de 1917. El Congreso dirigió al Partido hacia el inicio de la insurrección. El Partido precedió a reunir las fuerzas armadas.

El general Kornílov comenzó los preparativos de lo que se conocería como el asunto Kornílov, un intento fallido de la contrarrevolución de adelantarse e impedir la revolución proletaria. Los bolcheviques hicieron correr el rumor de que se planeaba un levantamiento en Petrogrado el 9 de septiembre. Dos días antes, el general Kornilov envió sus tropas contra Petrogrado para abolir los soviets e instaurar un régimen militar.

Los bolcheviques llamaron a los obreros y soldados a levantarse en resistencia armada contra las tropas de Kornilov. Los destacamentos de la Guardia Roja crecieron rápidamente. Los sindicatos movilizaron a sus miembros. Las unidades militares revolucionarias de Petrogrado se prepararon para la batalla. Se cavaron trincheras alrededor de la ciudad. Se colocaron alambres de púas. Se destruyen las vías férreas que conducen a la ciudad. Miles de soldados armados llegaron desde Kronstadt para participar en la batalla. Las fuerzas de la revolución y la contrarrevolución se enfrentaron, en lo que acabó siendo una derrota para el general Kornilov y sus fuerzas. En esta ilustrativa batalla se puso de manifiesto el balance de la fuerza relativa de la revolución y la contrarrevolución.

La batalla había despertado a muchos de su letargo. Una chispa encendió a los soviets previamente adormecidos, llevándolos al camino de la lucha revolucionaria. La influencia de los bolcheviques en los soviets creció más que nunca hasta ese momento, ya que alcanzaron la mayoría en muchos soviets y asumieron el liderazgo. Los bolcheviques volvieron a poner en el orden del día la consigna de “¡Todo el Poder a los soviets!”. Los campesinos pobres comenzaron a acercarse al Partido, al igual que los campesinos medios, cuyas vacilaciones anteriores habían sido un obstáculo para el desarrollo. Entre septiembre y noviembre de 1917, se produjo un gran aumento de las ocupaciones de tierras y de la lucha campesina en general.

Ya había habido elementos de lucha armada, que Lenin caracterizó como guerra civil. Sin embargo, con el inicio del levantamiento a principios de noviembre, la lucha armada entraría en una nueva etapa: la Gran Revolución Socialista de Octubre.

Lenin esbozó el plan de iniciación. El 23 de octubre , el Comité Central del Partido celebró su histórica reunión en la que aprobó la resolución que decidía el levantamiento armado. Seis días después, se celebró otra reunión ampliada del Comité Central en la que se desarrolló el plan de iniciación. El Comité Central envió representantes al Donbás, a los Urales, a Helsinki, a Kronstadt, al Frente del Suroeste y a otros lugares para organizar el levantamiento.

Siguiendo instrucciones del Comité Central, se creó el Comité Militar Revolucionario del Soviet de Petrogrado, que debía funcionar como cuartel general de la sublevación. El Comité Central designó un Centro del Partido, encabezado por el camarada Stalin, como dirección del Comité Militar Revolucionario de Petrogrado. El Partido envió comisarios del Comité Militar Revolucionario a todas las unidades del ejército revolucionario, en un esfuerzo por poner bajo el mando del Partido directamente las fuerzas armadas de las que anteriormente había gozado de apoyo, pero que no tenía bajo su mando directo. Los comisarios dirigieron el trabajo preparatorio entre las unidades del ejército y de la marina y en las fábricas. Se dieron instrucciones a los buques de guerra Aurora y Zarya Svobody.

En el campo de la reacción, preparándose, formaron la organización contrarrevolucionaria conocida como la Liga de Oficiales. Prevenido por los traidores capitulantes, los miembros del Partido Kámenev y Zinóviev, el Gobierno Provisional convocó apresuradamente a las tropas el 1° de noviembre desde el frente a Petrogrado.

En la mañana del 6 de noviembre , Kerensky ordenó la supresión del órgano central del Partido Bolchevique en ese momento, Rabochy Put (que significa “Camino de los Trabajadores”), y envió carros blindados a la redacción y a la imprenta de los bolcheviques. A las 10:00 horas, siguiendo las instrucciones del camarada Stalin, los guardias rojos y los soldados revolucionarios hicieron retroceder a los carros blindados y reforzaron la vigilancia sobre la imprenta y la redacción. Hacia las 11:00, Rabochy Put salió con el llamamiento al derrocamiento del Gobierno Provisional.

Simultáneamente, el Centro del Partido del Comité Militar Revolucionario dirigió destacamentos de Guardias Rojos y soldados revolucionarios a Smolny, en Petrogrado. Esa noche, Lenin llegó a Smolny y asumió la dirección personal del levantamiento. Unidades del ejército y destacamentos de la Guardia Roja siguieron llegando durante toda la noche. Las unidades revolucionarias del ejército y de la marina cumplían con precisión las órdenes del Partido.

El 7 de noviembre, las fuerzas armadas revolucionarias ocuparon las estaciones de ferrocarril, la oficina de correos, la oficina de telégrafos, los ministerios y el Banco del Estado. El Palacio de Invierno, donde se había atrincherado el Gobierno Provisional, fue rodeado. A la mañana siguiente, sería ocupado y los ministros que se encontraban en su interior serían arrestados. El 7 de noviembre , el acorazado Aurora apuntó sus cañones al Palacio de Invierno, y su estruendo marcó el comienzo de una nueva era: La era de la revolución proletaria. Los bolcheviques publicaron un manifiesto titulado “A los ciudadanos de Rusia”, declarando que el Gobierno Provisional había sido depuesto.

Esa misma noche, el Segundo Congreso Panruso de los Soviets se inauguró en Smolny a las 22:45 en un fervor revolucionario sin parangón. Los bolcheviques obtuvieron una mayoría abrumadora en el congreso. Los mencheviques, los bundistas y los socialistas-revolucionarios de derecha, viendo que su tiempo había terminado, abandonaron el congreso. El congreso emitió una proclamación del nuevo poder que decía: “Apoyándose en la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, soldados y campesinos, apoyándose en la insurrección triunfante llevada a cabo por los obreros y la guarnición de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el Poder”. El Congreso aprobó el Decreto sobre la Paz, que exigía el fin de la guerra imperialista, y el Decreto sobre la Tierra, que declaraba abolida la propiedad de la tierra por parte de los terratenientes.

Este Congreso, el Segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, formó el primer gobierno soviético, el “Consejo de Comisarios del Pueblo” totalmente bolchevique, con Lenin como presidente. El nuevo Estado del proletariado se estaba formando en medio de la lucha armada con las fuerzas del viejo Estado. Pronto se produciría un salto cualitativo en la organización de las fuerzas armadas y nacería el Ejército Rojo.

En Moscú, se necesitaron varios días más de lucha encarnizada antes del triunfo del nuevo poder. La lucha continuó en toda Rusia, y en esta fase se extendería a gran velocidad. La lucha estaba lejos de terminar. En el propio Petrogrado, y en varios de sus distritos, se libraba en estos primeros días la lucha del viejo Estado por la restauración de su poder. La guerra civil revolucionaria contra los ejércitos blancos estaba en el orden del día, que iban a recibir el apoyo a través de la intervención dirigida por las potencias imperialistas y sus lacayos.

Lenin llamaría a este primer período de la guerra civil revolucionaria, de noviembre de 1917 a febrero de 1918, la etapa del “ataque de la Guardia Roja al capital”. Durante la primera mitad de 1918, el nuevo Estado logró capturar y concentrar en sus manos posiciones clave de la economía nacional; fábricas, bancos, ferrocarriles, comercio exterior, flota mercantil, etc. Aplastó los primeros intentos de restauración de la contrarrevolución en las zonas centrales en las que el nuevo Poder había triunfado primero.

A partir de mediados de 1918 se crearon en el campo los Comités de Campesinos Pobres, que desempeñaron un importante papel en la lucha contra los kulaks y para la redistribución de las tierras confiscadas. Fue en gran medida a través de estos comités que el Ejército Rojo reclutó a los campesinos. Los Comités de los Campesinos Pobres consolidaron el nuevo poder en el campo y tuvieron una enorme importancia para ganarse a los campesinos medios. A finales de 1918, una vez concluida su tarea, se fusionaron con los soviets rurales.

En Brest-Litovsk se intentó negociar la paz, para la retirada de Rusia de la guerra imperialista. Sin embargo, el intento fracasó, ya que las negociaciones se rompieron el 23 de febreror, 1918. Trotsky, que era el presidente de la delegación soviética, violó a traición las directivas del Partido. Trotsky afirmaba que era inextricable que la revolución tuviera éxito sin que hubiera primero una revolución en los países capitalistas avanzados de Europa. Impulsado por sus propias creencias ingenuas e ilusorias de que la marcha sin obstáculos de los ejércitos alemanes sobre Rusia provocaría por sí misma una revolución en Alemania, se retiró de las negociaciones y dijo a la delegación alemana en Brest-Litovsk que la Republica Soviética no lucharía y que, en cambio, desmovilizaría su ejército.

Los imperialistas alemanes, aprovechando esta oportunidad, se apoderaron de un enorme territorio, y llevaron a cabo la amenaza de capturar Petrogrado, con lo que pretendían destruir el nuevo Poder proletario. Pero este avance de los imperialistas alemanes suscitó un espíritu de resistencia en Rusia, ya que las masas se unieron enérgicamente al Ejército Rojo. El 3 de marzo de 1918, el Comité Central del Partido había aprobado la propuesta de Lenin de enviar un telegrama al gobierno alemán ofreciéndole concluir una paz inmediata. Pero para conseguir condiciones más ventajosas, los alemanes siguieron avanzando, y solo el 7 de marzo el gobierno alemán expresó su voluntad de firmar la paz, siendo las condiciones mucho peores que las propuestas originalmente. La traición de Trotsky y Bujarin le costó a la República Soviética grandes pérdidas, cayendo Letonia, Estonia, Polonia y Ucrania en manos de los imperialistas alemanes.

En el VII Congreso del Partido, éste cambiaría su nombre por el de Partido Comunista Ruso (Bolcheviques) -R.C.P.(B)., según el término dado por Marx y Engels-, que corresponde a nuestro objetivo final. Se eligió una comisión especial, de la que formaban parte Lenin y Stalin, para elaborar un nuevo programa del Partido, habiéndose aceptado como base el proyecto de programa de Lenin. Los elementos antipartidistas en las filas del Partido, los “comunistas de izquierda” y los trotskistas, fueron desarraigados. Se concluyó la retirada de Rusia de la guerra imperialista.

EL PARTIDO BOLCHEVIQUE EN EL PERIODO DE LA INTERVENCIÓN MILITAR EXTRANJERA Y LA GUERRA CIVIL (1918 – 1920)

El proletariado había tomado el poder en sus manos por primera vez en la historia a tan gran escala, inaugurando la era de la revolución proletaria. La Gran Revolución Socialista de Octubre fue una victoria que dio impulso a la izquierda en el Movimiento Comunista Internacional, encabezada por el Partido Bolchevique como fracción roja. Se había sentado una base sólida y favorable para la reconstitución de la Internacional Comunista. En marzo de 1919, por iniciativa de los bolcheviques, dirigidos por Lenin, el Primer Congreso de los Partidos Comunistas, celebrado en Moscú, fundó la Tercera Internacional.

Con la toma del poder por el proletariado en tan amplia escala en 1917, los efectos inmediatos pudieron sentirse en todo el mundo. Marcó un salto cualitativo, un cambio en la situación internacional. Marcó el comienzo de una nueva época.

Los diversos imperialistas, en connivencia y lucha, todavía significativamente marcada por la lucha, con la guerra mundial imperialista aún en marcha, emprendieron diversas campañas de intervención. Las potencias de la Entente estaban particularmente interesadas en la restauración del orden burgués en toda Rusia, pues además de la destrucción del Poder soviético, podrían así restablecer el frente oriental contra Alemania en la guerra.

El imperialismo británico, francés, japonés y yanqui inició la intervención militar sin ninguna declaración de guerra. Los imperialistas británicos y franceses ocuparon Archangelsk y Murmansk, donde apoyaron la restauración del poder de la burguesía por parte de la Guardia Blanca, estableciendo un “Gobierno del Norte de Rusia” blanco. El imperialismo japonés desembarcó tropas en Vladivostok, se apoderó de la provincia y apoyó a las fuerzas de la Guardia Blanca en la restauración del poder de la burguesía.

En el Cáucaso Norte, los generales Kornilov, Alexeyev y Denikin, con el apoyo de los británicos y franceses, formaron un “ejército de voluntarios” de la Guardia Blanca e iniciaron una ofensiva contra el nuevo poder. Con el apoyo del imperialismo alemán, los generales Krasnov y Mamontov ocuparon la región del Don, luchando contra el Poder soviético en el Don. En la región del Volga Medio y en Siberia, los imperialistas británicos y franceses apoyaron a los cuerpos checoslovacos, que se enfrentaron a los kulaks de la región.

En la región del Volga se estableció un gobierno de la Whiteguard-Socialista-Revolucionario y en Siberia se creó un gobierno de la Whiteguard. En Ucrania, las fuerzas de la Guardia Blanca desataron el terror contrarrevolucionario sobre las masas y comenzaron su ofensiva, separando Transcaucasia de la Rusia soviética. Con las tropas alemanas y turcas, el imperialismo alemán apoyó a los poderes contrarrevolucionarios georgiano y azerí en Tiflis y Bakú.

La Rusia soviética quedó aislada de sus principales fuentes de alimentos, materias primas y combustible. El nuevo Estado soviético comenzó a organizar la vida en las zonas del poder soviético en torno al cañón. Se organizó el Consejo de Defensa Obrera y Campesina, que suministraba al frente refuerzos, alimentos, ropa y armas.

El Ejército Rojo ganó la contrarrestauración, una expansión del nuevo poder en varias áreas. Las fuerzas del general Krasnov fueron obligadas a retroceder desde Tsaritsyn, expulsadas más allá del río Don. Los cuerpos checoslovacos y las bandas de la Guardia Blanca-Socialista-Revolucionaria fueron expulsados de Kazán, Simbirsk y Samara y conducidos a los Urales. Un intento de restauración de la Guardia Blanca dirigida por los británicos en Yaroslavl fue reprimido.

Las masas de toda Europa estaban cada vez más agitadas por la indignación. El espíritu del internacionalismo proletario perseguía a las potencias imperialistas. El engaño de los socialchovinistas se hizo añicos. Las masas se oponían resueltamente a la guerra imperialista. El pueblo trabajador estaba disgustado, por un lado, por la intervención militar contra el nuevo poder proletario en Rusia, y por otro lado, despertó de la posibilidad de retirar a sus propios países de la guerra mundial imperialista. En muchos lugares se formaron Soviets de Obreros y Soldados para oponerse a la guerra. En muchos otros lugares se crearon Soviets de Obreros en medio de la lucha obrera. En noviembre de 1918 estalló la revolución en Alemania. El Ejército Rojo pudo revertir muchas de las pérdidas del acuerdo de paz de Brest-Litovsk y se inició la lucha abierta por la liberación de Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Ucrania y Transcaucasia del yugo del imperialismo alemán.

En marzo de 1919 se celebró el Octavo Congreso del Partido. En él tuvo lugar una aguda lucha de dos líneas sobre las cuestiones que se planteaban. La izquierda, dirigida por Lenin, secundada por Stalin, refutó victoriosamente los puntos de vista antibolcheviques de Bujarin y Pyatakov. El grupo oportunista Sapronov-Ossinsky, que se oponía a la dirección del Partido de los Soviets, fue repudiado. Se adoptó un nuevo Programa del Partido, en el que la izquierda avanzó con la descripción del imperialismo como la fase superior del capitalismo. El nuevo programa esboza las tareas específicas en la lucha a la que se enfrentaban y esboza los pasos iniciales para la construcción socialista.

Una cuestión central tratada en el VIII Congreso fue la de los campesinos medios. Con el Decreto sobre la Tierra, el número de campesinos medios había crecido de forma constante, por lo que surgieron los dos sectores de los que hablaba el Presidente Mao: los viejos campesinos medios y los nuevos campesinos medios. Con el crecimiento del número de campesinos medios, éstos constituían ahora la mayoría de la población campesina. El resultado de la Guerra Civil Revolucionaria, la victoria del viejo poder burgués o del nuevo poder proletario, dependía en esta etapa en gran medida de qué bando los conquistara.

En varios lugares, la restauración por parte de las fuerzas de la reacción había sido posible gracias al apoyo, o al menos a la neutralidad, de un amplio sector del campesinado medio, como en la región del Volga en el verano de 1918. Lo mismo ocurrió con los intentos de restauración de los kulaks en Rusia Central. Pero en el otoño de 1918, gracias a la amplia labor del Partido, combinada con la dura realidad del retorno del poder terrateniente en las zonas donde se había producido la restauración, la masa de campesinos medios comenzó a ser ganada decididamente al lado del nuevo poder proletario.

El Ejército Rojo crecía rápidamente, pero era joven. Stalin subrayó el papel inextricable y la necesidad del ejército obrero y campesino, diciendo que sin él no se podría defender el nuevo poder. El Partido no contaba con su ejército al iniciarse la lucha armada y la guerra civil revolucionaria. Por lo tanto, tuvo que ser creado en medio de la lucha, bajo el fuego. No como en China, donde el núcleo del ejército se desarrolló en un ejército de obreros y campesinos -un ejército popular- en medio de la lucha armada, en el curso de la guerra popular. Sintetizando la experiencia pasada, fue más tarde, con la Revolución China, que la teoría se elevó al nivel con la tesis destilada de los tres instrumentos de la revolución, las tres varitas mágicas: El Partido, el Ejército y el Frente Unido.

El problema del Ejército fue un importante problema de lucha en el Octavo Congreso. Algunos se opusieron a la cuestión del ejército regular, negando que la situación hubiera dado lugar a la corrección del ejército regular, combinada con el movimiento guerrillero de usurpación del viejo orden en las zonas ajenas al nuevo poder. En general, sin embargo, esta recién nacida línea militar proletaria, por primera vez en la historia desarrollada activa y extensamente a gran escala en combinación con la práctica, estaba todavía en su forma embrionaria.

Como resultado de los desarrollos del congreso sobre la cuestión militar, se profundizó la dirección del Partido del Ejército. El congreso llamó a mejorar el desarrollo del aparato militar central. Se inició un impulso para la promoción de la politización del ejército, que fue llevado a cabo con importancia decisiva por los comisarios comunistas en el ejército, elevando la conciencia, elevando la disciplina.

Tras la derrota de Alemania, el vacío lo llenaron los imperialistas británicos y franceses, que enviaron flotas al Mar Negro y desembarcaron tropas en Odessa y en Transcaucasia, ocupando el Turquestán. Los dos países de la Entente pusieron sus esperanzas en el almirante Kolchak y en las fuerzas del viejo poder burgués en Omsk, Siberia. Todas las fuerzas contrarrevolucionarias de todo el país se unificaron bajo este mando. Así, el Frente Oriental se convirtió en el principal campo de batalla del país en el que se enfrentaron el viejo y el nuevo poder.

Habiendo reunido un gran ejército, y en la primavera de 1919 habiendo llegado al Volga, el Ejército Rojo inició su contraofensiva con gran vigor, movilizando a la Unión de Jóvenes Comunistas y a los trabajadores, liberando los Urales y Siberia. Detrás de las líneas enemigas, en las zonas blancas del antiguo poder impuesto por el ejército de Kolchaks, se llevó a cabo un poderoso movimiento guerrillero. En abril de 1919, el ejército de Kolchak sufrió una severa derrota y muy pronto comenzó a retirarse a lo largo de todo el frente.

En el verano de 1919, para desviar la atención de los rojos del frente oriental, se encargó al general Yudenich, que dirigía las fuerzas contrarrevolucionarias en la región del Báltico, que lanzara un ataque contra Petrogrado. Simultáneamente, se llevaron a cabo intentos de restauración en el propio Petrogrado. La reacción sufrió una derrota a manos del nuevo Poder y la ofensiva de Yudenvich fue rechazada. Con la derrota de las fuerzas de la reacción bajo el mando del general Yudenvich, el Ejército Rojo pudo concentrarse más en el ejército de Kolchak, que a finales de 1919 fue completamente derrotado.

Las tropas intervencionistas desplegadas en Odesa tuvieron que ser retiradas, pues el espíritu revolucionario había contagiado a sus filas, llevándolas a rebelarse contra sus propios imperialistas, como la revuelta de los marineros franceses en Odesa dirigida por André Marty.

El general Denikin, organizador del “Ejército de Voluntarios” en la región de Kuba, en el sur, recibió el apoyo masivo de las potencias de la Entente para lanzar una ofensiva hacia el norte contra el Gobierno soviético, convirtiendo así el Frente Sur en el principal frente. Trotsky se encargó de dirigir el Ejército Rojo en el Frente Sur, lo que provocó grandes pérdidas en el Sur. A mediados de octubre, los blancos se habían apoderado de toda Ucrania, habían capturado Orel, se acercaban a Tula y se aproximaban a Moscú.

Trotsky fue apartado de la dirección de las operaciones del Ejército Rojo en el sur. El Comité Central del Partido envió al camarada Stalin y a otros a dirigir una contraofensiva para lograr la derrota del ejército de Denikin. Antes de su llegada, el Mando del Frente Sur ya había elaborado un plan para atacar a Denikin a través de una zona dominada en gran medida por la influencia de los guardias blancos. El camarada Stalin criticó el plan y presentó en su lugar el suyo propio, que fue aceptado por el Comité Central del Partido, que en su lugar dirigió el golpe principal contra Denikin a través de regiones en las que contaban con la abierta simpatía de la población.

En la segunda quincena de octubre de 1919, el ejército de Denikin sufrió una derrota tras una feroz lucha que le obligó a huir hacia el sur. A principios de 1920, toda Ucrania y el Cáucaso Norte fueron liberados por el Ejército Rojo. Intentando desviar de nuevo la atención del Ejército Rojo, el cuerpo de Yudenich recibió el encargo de las potencias imperialistas de iniciar una ofensiva sobre Petrogrado, y así mejorar la posición del ejército de Denikin en el sur. Pero tras una feroz lucha, la ofensiva fue rechazada y, al final, Denikin fue derrotado.

Con las victorias conquistadas por el Ejército Rojo y la creciente indignación de los trabajadores de toda Europa ante la intervención militar, Gran Bretaña, Francia e Italia tuvieron que suspender el bloqueo de la Rusia soviética en enero de 1920. La contrarrestauración del Poder del proletariado se llevó a cabo a gran escala, ya que los ejércitos blancos y las fuerzas de intervención fueron expulsados del Territorio del Norte, Turkestán, Siberia, la región del Don y Ucrania, entre otras regiones.

El Noveno Congreso del Partido, celebrado a finales de marzo de 1920, estableció la tarea inmediata en la construcción de la vida económica en las zonas del nuevo Poder. En ese momento, el Ejército Rojo contaba con casi cinco millones de efectivos. Para contribuir a las tareas económicas del nuevo Estado, y para no ser una carga, una parte del Ejército Rojo se dedicó al trabajo económico. El Consejo de Defensa Obrera y Campesina se transformó en el Consejo de Trabajo y Defensa. En otras palabras, vemos aquí como a lo largo de la historia el problema del abastecimiento del ejército, y ya aquí vemos en su forma elemental la conversión de una parte del ejército en una fuerza productiva, no siendo así una carga, sino contribuyendo, aquí a la economía en un sentido general. El presidente Mao llevaría esto más lejos en la revolución china con la tesis del ejército autosuficiente, dedicándose a la producción en el sentido particular, produciendo para sus propias necesidades – parte de la teoría del Ejército de nuevo tipo que se desarrollaría.

En este momento de la guerra civil, los imperialistas utilizaron lacayos reaccionarios de Polonia y apoyaron al general Wrangel, que había reunido a los restos del ejército de Denikin en Crimea. La alta burguesía polaca y Wrangel, como dijo Lenin, eran las dos manos con las que el imperialismo intentaba estrangular a la Rusia soviética. En abril de 1920, las fuerzas polacas invadieron la Ucrania y Bielorrusia soviéticas. Por la misma época, Wrangel inició una ofensiva y amenazó el Donbás. El Ejército Rojo inició su contraofensiva, expulsando a los caudillos polacos de Ucrania y Bielorrusia.

Los ejércitos polacos estaban al borde de la derrota. Con su mente aún empeñada en su concepción retrógrada, Trotsky comandó el Frente Occidental hacia adelante sin tiempo para consolidar las posiciones, dispersando los destacamentos y distanciándolos de los suministros, se creó una situación en la que era fácil forzar una brecha en el frente. Posteriormente, una pequeña fuerza del ejército polaco pudo abrirse paso en el Frente Occidental, obligando a las tropas del Frente Sur a retirarse. Sin embargo, a los pocos días, la contraofensiva estaba lista, lo que obligó a las fuerzas polacas a aceptar finalmente la paz el 20 de octubre 1920. En noviembre de ese año, el Ejército Rojo expulsó a las fuerzas de Wrangel hacia la península de Crimea, donde fue rodeado y aplastado, con lo que la península quedó libre de los guardias blancos.

A finales de 1920 comenzó la liberación de Transcaucasia, en la que el poder soviético triunfó en Azerbaiyán, Armenia y Georgia. Hubo que seguir luchando antes de la victoria completa en la Guerra Civil Revolucionaria. La intervención imperialista no había terminado, y la lucha contra la intervención del imperialismo japonés en Extremo Oriente continuó hasta 1922. Se hicieron nuevos intentos de intervención y restauración del viejo orden en el Este y con los blancos finlandeses en Carelia en 1921. Pero a finales de 1920, la Guerra Civil Revolucionaria había entrado en una nueva etapa. Por el balance de fuerzas, las fuerzas de la revolución superaban con creces a las de la contrarrevolución. Las fuerzas del viejo orden estaban a la defensiva.

EL SIGNIFICADO DE LA GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE

Con la victoria de la Gran Revolución Socialista Proletaria y la Guerra Civil Revolucionaria, el proletariado tomó por primera vez en la historia el poder no solo en todo un país, sino en múltiples países, estableciendo la dictadura del proletariado y tiñendo de rojo una sexta parte de la iluminación, iniciando por primera vez en la historia la construcción del socialismo -la primera fase del comunismo, como lo había llamado Marx. Esta victoria del proletariado internacional, de los pueblos oprimidos del mundo, cambió la historia mundial para siempre. No por casualidad, sino por necesidad histórica, como previeron nuestros grandes fundadores Marx y Engels. Las llamas que enrojecen y los truenos que retumban en octubre dieron paso a la nueva era: Una nueva era de la revolución proletaria mundial y de la dictadura del proletariado, una nueva era de la lucha de liberación de las naciones oprimidas dirigida por el proletariado.

En su transcurso, la clase generó la gran dirección de Lenin, quien al aplicar el marxismo en las condiciones concretas de la revolución rusa, y con ello resolver creadoramente los problemas no resueltos, hizo aportes que desarrollaron el marxismo en sus tres partes constitutivas: La filosofía marxista, la economía política y el socialismo científico, y con ello dio origen a la segunda etapa de nuestra ideología: El marxismo-leninismo.

La Revolución de Octubre creó un frente de revoluciones contra el imperialismo. Amplió el alcance de la cuestión nacional a una cuestión general de emancipación de los pueblos oprimidos, las colonias y las semicolonias del imperialismo. Como dice el presidente mao: “La revolución de octubre ha abierto amplias posibilidades y caminos efectivos para la liberación de los pueblos del mundo; ha formado un nuevo frente de revoluciones contra el imperialismo mundial” (“¡Fuerzas revolucionarias del mundo, uníos, luchad contra la agresión imperialista!”, noviembre de 1948). Reunió dos fuerzas -el movimiento proletario internacional y el movimiento de liberación nacional- en el Movimiento Comunista Internacional, la primera a la cabeza y la segunda como base.

Cambió fundamentalmente la situación internacional. Encabezó una ola en la Revolución Proletaria Mundial, y con Lenin a la cabeza, constituyó con éxito la Tercera Internacional. Dio lugar a la primera dictadura del proletariado, que propició la primera construcción socialista, la gran derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, todo ello dando impulso y apoyo a las revoluciones proletarias y a las luchas de liberación nacional, allanando el camino para una nueva etapa de la Revolución Proletaria Mundial. Como dijo el Presidente Mao “Después de la Revolución de Octubre, la faz del mundo experimentó un cambio fundamental. Después de la Segunda Guerra Mundial este cambio se desarrolló en una nueva dirección”. (“Charla de Mao a los obreros de la música”, 24 de agosto de 1956) A partir de entonces, la situación mundial cambió en ciertos aspectos que no tienen vuelta atrás: “La revolución es la tendencia principal en el mundo de hoy” (“Los pueblos del mundo se unen, derrotan a los agresores estadounidenses y a todos sus perros de presa”, mayo de 1970), como señaló el Presidente Mao. Como proclamaba el “Programa de Lucha contra el Imperialismo” “Los países quieren la independencia, las naciones quieren la liberación y los pueblos quieren la revolución; esto se ha convertido en una tendencia histórica irresistible” (Revista de Pekín, 25 de mayo de 1971) Hoy, en este 105° aniversario de la Revolución de Octubre, nos encontramos en un nuevo período de revoluciones que se está desarrollando, con la guerra popular que ya se libra en la India, Perú, Turquía y Filipinas y muchas más que le seguirán.

La Revolución de Octubre recorrió un largo, torcido y arduo camino -el camino de la conquista del Poder- un camino lleno de curvas. La Revolución de Octubre dio a luz al hijo que es el Partido de nuevo tipo, que entregó al mundo. La historia de la Revolución de Octubre es la historia de la lucha por el partido como partido proletario de vanguardia. Es la historia de la lucha armada y del primer nacimiento del nuevo Poder con la Revolución de 1905, un ensayo general en el que la vanguardia pudo ser educada en la más alta escuela que es la lucha por el Poder. Es la historia de la revolución democrático-burguesa de febrero de 1917, en la que el Partido Bolchevique participó correctamente y desempeñó un papel importante, y que marca el fin de las revoluciones burguesas dirigidas por la burguesía. Es la historia de la Insurrección de Octubre y de la derrota total de los blancos e intervencionistas en la que el Partido, como vanguardia de clase, inició y dirigió la lucha sin cuartel por el Poder, lograda a través de la Gran Guerra Civil Revolucionaria. Una guerra de lo más compleja y diversa en sus formas de combate y en los terrenos en los que se combatió, en la ofensiva y en la defensiva, en el uso de las formas más primitivas de armas hasta las más modernas. Una guerra de las masas más profundas y más hondas. Una lucha encarnizada entre la restauración y la contra-restauración. Cuando el nuevo Poder nace, nace frágil. Pero con el tiempo, a través de la lucha, se convierte en una fuerza poderosa que es capaz de aplastar el poder del viejo orden.

Con la Revolución de Octubre, el proletariado internacional generó el marxismo-leninismo, y con él, la teoría del Partido de nuevo tipo -el partido de vanguardia proletario- que es de importancia fundamental y trascendental.

El factor más importante, más decisivo, para la victoria de la Revolución de Octubre fue la existencia del Partido Bolchevique. El Presidente Mao dice: “Para realizar la revolución, hace falta un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido revolucionario creado sobre la teoría revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el imperialismo y sus lacayos. En más de cien años transcurridos desde el nacimiento del marxismo, sólo gracias al ejemplo que dieron los bolcheviques rusos al dirigir la Revolución de Octubre y la construcción socialista y al vencer la agresión del fascismo, se han formado y desarrollado en el mundo partidos revolucionarios de nuevo tipo. Con el nacimiento de los partidos revolucionarios de este tipo, ha cambiado la fisonomía de la revolución mundial. el cambio ha sido tan grande que se han producido, en medio del fuego y el trueno, transformaciones del todo inconcebibles para la gente de la vieja generación.” (“¡Fuerzas revolucionarias del mundo, uníos, luchad contra la agresión imperialista!”, noviembre de 1948)

El Partido de nuevo tipo, dice Lenin, tiene un programa que: “consiste en la organización de la lucha de clases del proletariado y en la dirección de esta lucha cuyo objetivo final es la conquista del poder político para el proletariado y la organización de la sociedad socialista”. Nos enseña que el proletariado, en su lucha por el poder, no tiene otra arma que la organización. Que “solo puede convertirse, y se convertirá inevitablemente, en una fuerza invencible cuando su unión ideológica por medio de los principios marxistas se asegure a través de la unidad material de la organización, que da cohesión a los millones de trabajadores del ejército de la clase obrera. Ante este ejército, ni el decrépito poder de la aristocracia rusa ni el decadente poder del capitalismo internacional podrán sostenerse. Cada día este ejército extenderá más sus filas, a pesar de todos los zigzags y pasos atrás, a pesar de las frases oportunistas de los títeres de la socialdemocracia contemporánea, a pesar de los fatuos elogios del espíritu circular atrasado, a pesar de los oropeles y de la propia bancarrota anarquista del intelectual”. (Lenin, Obras Completas, Vol. 7, p. 415) De este modo, Lenin planteó el problema de la construcción del Partido, un problema de organización que, según señaló, no se resolverá en poco tiempo, sino mediante un proceso prolongado.

El Partido Comunista del Perú resume el núcleo de la teoría del Partido de nuevo tipo, tal como la desarrolló Lenin, de la siguiente manera:

1) El Partido es un destacamento de la clase obrera, una parte de ella. Pero es destacamento de vanguardia que va adelante, que dirige: es destacamento consciente, que conoce las leyes del proceso revolucionario; y es destacamento marxista, que se sustenta firmemente en la concepción revolucionaria de la clase obrera.

2) El Partido es un destacamento organizado, es un sistema de organizaciones que ’como destacamento de vanguardia de la clase obrera, reúne el máximun de organización posible y sólo acoge en su seno a aquellos elementos que admitan, por lo menos, un grado mínimo de organización’ por ello tiene una disciplina propia obligatoria para todos sus miembros.

3) El partido es ’la forma más alta de organización’ del proletariado llamada a dirigir a las demás organizaciones de la clase para cuyo fin cuenta con estar compuesta por los mejores hijos de la clase (pertrechados con el marxismo, conocedores de las leyes de la lucha de clases), y con la experiencia de la clase obrera mundial y la suya propia.

4) ’El Partido es la encarnación de los vínculos que unen al destacamento de vanguardia de la clase obrera con las masas’; por tanto no vivirá ni desarrollará desvinculado de las masas y, por el contrario, su vida y desarrollo demandan ’multiplicar sus vínculos con las masas y conquistarse la confianza de las masas’.

5) El partido debe organizarse sobre el centralismo democrático, con estatutos únicos y con una disciplina igual para todos y ’con un solo órgano de dirección a la cabeza, a saber: el Congreso del Partido y, en los intervalos entre congreso y congreso el Comité Central, con la sumisión de la minoría a la mayoría, de las distintas organizaciones a los organismos centrales, y de las organizaciones inferiores a las superiores’.

6) Para mantener la unidad en sus filas el Partido requiere de una disciplina única e igual para todos: unidad que demanda gran atención, pues como dijera Stalin ’el camarada Lenin nos legó que cuidásemos la unidad del Partido como de las niñas de los ojos’” (“Sobre La Construccion Del Partido”)

El 7 de noviembre es un día que marca una época, grabado para siempre en la historia del proletariado internacional y de la humanidad como un sello y una apertura; cerrando la era de las revoluciones burguesas e inaugurando la era de la revolución proletaria mundial.

Durante miles de años”, dice el Presidente Mao, “los trabajadores del mundo y toda la humanidad progresista han soñado con construir una sociedad en la que no hubiera explotación del hombre por el hombre. Este sueño se hizo realidad en una sexta parte de la superficie terrestre por primera vez en la historia con la Revolución de Octubre.” (Discurso en la reunión de celebración de Moscú, 6 de noviembre de 1957)

Dice: “Fue a través de los rusos que los chinos encontraron el marxismo. Antes de la Revolución de Octubre, los chinos no sólo desconocían a Lenin y Stalin, sino que ni siquiera conocían a Marx y Engels. Las salvas de los cañones de la Revolución de Octubre nos trajeron el marxismo-leninismo. La Revolución de Octubre ayudó a los hombres avanzados de China, así como a los de la tierra entera, a adoptar la concepción proletaria del mundo como instrumento para estudiar el destino de su país y para reconsiderar sus propios problemas” (“Sobre la dictadura democrática popular”, 30 de junio de 1949)