SOBRE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA POPULAR
Publicamos, en homenaje al I Centenario del Partido Comunista de China, el documento SOBRE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA POPULAR del Presidente Mao (30 de junio de 1949) , que escribió en conmemoración del XXVIII aniversario del Partido Comunista de China
SOBRE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA POPULAR
En conmemoración del XXVIII aniversario
del Partido Comunista de China
30 de junio de 1949
El día 1o de julio de 1949 señala que el Partido Comunista de China
ha vivido ya veintiocho años. Lo mismo que un ser humano, un partido
político tiene niñez, juventud, madurez y vejez. El Partido Comunista
de China ya no es un niño ni un muchacho menor de veinte años, sino
un adulto. Cuando un hombre llega a la vejez, muere ; lo mismo ocurre
con un partido. Cuando las clases desaparezcan, todos los instrumentos
de la lucha de clases – los partidos y la máquina estatal – perderán su
función y dejarán de ser necesarios; por tanto, se extinguirán
gradualmente y terminarán su misión histórica, y la sociedad humana
pasará a una etapa superior. Nosotros somos lo contrario de los partidos
políticos de la burguesía. Ellos temen hablar de la extinción de las
clases, de la extinción del Poder estatal y de los partidos. Nosotros, al
revés, declaramos de manera abierta que luchamos con energía
precisamente para crear las condiciones necesarias que aceleren la
extinción de todo esto. La dirección del Partido Comunista y el Poder
estatal de la dictadura popular constituyen tales condiciones. Quien no
reconozca esta verdad no es comunista. Tal vez no la comprendan aún
los camaradas jóvenes que acaban de ingresar en el Partido y que no
han estudiado el marxismo-leninismo. Deben comprenderla, pues sólo
entonces podrán tener una concepción justa del mundo. Deben
comprender que el camino que conduce a la abolición de las clases,
del Poder estatal y de los partidos, es el que ha de seguir toda la
humanidad; es sólo cuestión de tiempo y condiciones. Los
comunistas de todo el mundo son más clarividentes que la
burguesía, conocen las leyes
425426
que rigen la existencia y el desarrollo de las cosas, conocen la
dialéctica y ven más lejos. Si la burguesía no acoge con agrado esta
verdad, es porque no quiere ser derrocada. Ser derrocado resulta
doloroso y horrible de imaginar para quienes lo sufren, por ejemplo,
para los reaccionarios kuomintanistas, a quienes derrocamos
actualmente, y para el imperialismo japonés; al cual vencimos junto
con otros pueblos. Pero para la clase obrera, el pueblo trabajador y el
Partido Comunista, el problema no está en ser derrocado, sino en
trabajar con ahínco para crear las condiciones en que las clases, el
Poder estatal y los partidos políticos desaparezcan de manera natural, y
la humanidad entre en el reino de la Gran Armonía 1 . Hemos
mencionado de pasada esta perspectiva lejana del progreso humano, a
fin de explicar con claridad los problemas en los que vamos a
detenemos a continuación.
Como todos saben, nuestro Partido no ha vivido estos veintiocho
años en paz, sino en medio de penalidades, obligado a luchar contra los
enemigos interiores y exteriores y contra los de dentro y fuera del
Partido. Agradecemos a Marx, Engels, Lenin y Stalin el habernos dado
un arma. Esta arma no es la ametralladora; sino el marxismo-leninismo.
En su libro La Enfermedad Infantil del “lzquierdismo” en el
Comunismo, escrito en 1920, Lenin describió cómo buscaban los rusos
una teoría revolucionaria 2 . Sólo después de varios decenios de
penalidades y sufrimientos encontraron el marxismo. Muchas cosas en
China eran iguales, o parecidas, a las existentes en la Rusia anterior a la
Revolución de Octubre. Existía la misma opresión feudal. Existía un
atraso económico y cultural similar. Ambos países eran atrasados, pero
China aún más. Otro rasgo común: animados por el deseo de hacer
renacer sus países, los hombres avanzados no se detuvieron ante las
luchas duras y acerbas en la búsqueda de la verdad revolucionaria.
Desde la derrota de China en la Guerra del Opio de 1840 3 , los
chinos avanzados pasaron innumerables penalidades, buscando la
verdad en el ejemplo de los países occidentales. Jung Siu-chüan 4 , Kang
You-wei 5 , Yen Fu 6 y Sun Yat-sen representan a quienes buscaban
la verdad en el ejemplo de Occidente antes que naciera el Partido
Comunista de China. En aquel entonces, los chinos que aspiraban al
progreso leían cualquier libro que contuviese las nuevas teorías de
Occidente. Era asombroso el número de estudiantes enviados al
Japón, Inglaterra, EE.UU., Francia y Alemania. Dentro del país427
se abolió el sistema de los exámenes imperiales, y las escuelas
modernas surgieron como brotes de bambú después de una lluvia
primaveral; se hacían muchos esfuerzos por aprender de Occidente. En
mi juventud, me dediqué también a esos estudios. Se trataba de la
cultura de la democracia burguesa occidental, cultura que comprendía
las teorías sociales y las ciencias naturales de ese período, o lo que se
llamaba “nuevas doctrinas”, en oposición a la cultura feudal china que
se llamaba “viejas doctrinas”. Durante un tiempo bastante largo, los que
habían aprendido las nuevas doctrinas confiaron en que éstas salvarían
a China, y muy pocos de ellos abrigaban las dudas que tenían al
respecto los partidarios de las viejas doctrinas. Sólo la modernización
podía salvar a China, sólo el aprender de los países extranjeros podía
modernizarla. Entre los países extranjeros de esa época, únicamente los
países capitalistas de Occidente eran progresistas, pues habían
edificado con éxito modernos Estados burgueses. Los japoneses habían
logrado éxitos al aprender de Occidente, y los chinos también deseaban
aprender de los japoneses. A los ojos de los chinos de esa época, Rusia
era un país atrasado, y pocos querían aprender de ella. Así fue cómo los
chinos se esforzaron por aprender de los países extranjeros en el
período que va de la década del 40 del siglo XIX a los comienzos del
siglo XX.
La agresión imperialista desvaneció el ensueño de los chinos de
aprender de Occidente. Cosa extraña: ¿por qué los maestros siempre
agredían a sus discípulos? Los chinos aprendieron mucho de
Occidente, pero lo aprendido resultó inaplicable, y sus ideales no
pudieron realizarse nunca. Las repetidas luchas, incluyendo un
movimiento de amplitud nacional como la Revolución de 1911 7 ,
terminaron todas en el fracaso. Día a día empeoraba la situación del
país, y la vida se hizo imposible. Las dudas surgieron; aumentaron y se
profundizaron. La Primera Guerra Mundial estremeció al mundo
entero. Los rusos hicieron la Revolución de Octubre y crearon el
primer Estado socialista del mundo. Bajo la dirección de Lenin y
Stalin, la energía revolucionaria del gran proletariado y del gran pueblo
trabajador de Rusia, energía hasta entonces latente e imperceptible para
los extranjeros, entró de pronto en erupción como un volcán, y los
chinos, así como toda la humanidad, comenzaron a mirar a los rusos
con otros ojos. Entonces, y sólo entonces, se inició una era
completamente nueva en el pensamiento y la vida de los chinos.
Encontraron el marxismo-leninismo, la verdad de aplicación universal,
y la fisonomía de China comenzó a cambiar.428
Fue a través de los rusos que los chinos encontraron el marxismo.
Antes de la Revolución de Octubre, los chinos no sólo desconocían a
Lenin y Stalin, sino que ni siquiera conocían a Marx y Engels. Las
salvas de los cañones de la Revolución de Octubre nos trajeron el
marxismo-leninismo. La Revolución de Octubre ayudó a los hombres
avanzados de China, así como a los de la tierra entera, a adoptar la
concepción proletaria del mundo como instrumento para estudiar el
destino de su país y para reconsiderar sus propios problemas. Seguir el
camino de los rusos: tal fue la conclusión. En 1919, se produjo en
China el Movimiento del 4 de Mayo. En 1921, se fundó el Partido
Comunista de China. Sun Yat-sen, en la sima de la desesperación, se
encontró con la Revolución de Octubre y el Partido Comunista de
China. Saludó la Revolución de Octubre, saludó la ayuda de los rusos a
los chinos y saludó la cooperación del Partido Comunista de China.
Luego Sun Yat-sen murió, y Chiang Kai-shek subió al Poder. Al cabo
de un largo período de veintidós años, Chiang Kai-shek había
arrastrado a China a una situación sin salida. Durante ese período, en la
Segunda Guerra Mundial antifascista, en la que la Unión Soviética
constituía la fuerza principal, tres grandes potencias imperialistas
fueron derrotadas y otras dos salieron debilitadas. En todo el mundo,
sólo una gran potencia imperialista, los EE.UU., quedó indemne. Sin
embargo, los EE.UU. sufrían una grave crisis interna. Querían
esclavizar al mundo entero ; ayudaban a Chiang Kai-shek a matar
varios millones de chinos, suministrándole armas. Bajo la dirección del
Partido Comunista, el pueblo chino, después de expulsar al
imperialismo japonés, ha mantenido durante tres años la Guerra
Popular de Liberación y ha logrado en lo fundamental la victoria.
De este modo, la civilización burguesa occidental, la democracia
burguesa y el proyecto de una república burguesa han caído todos en
bancarrota a los ojos del pueblo chino. La democracia burguesa ha
cedido el lugar a la democracia popular dirigida por la clase obrera, y la
república burguesa, a la república popular. De ahí la posibilidad de
llegar, a través de la república popular, al socialismo y al comunismo, a
la abolición de las clases y al mundo de la Gran Armonía. Kang You-
wei escribió el Tatung Shu (Libro de la Gran Armonía), pero no
encontró ni podía encontrar el camino que conduce a la Gran Armonía.
La república burguesa, que existe en el extranjero, no puede existir en
China, porque China es un país oprimido por el imperialismo. El único
camino es el que pasa por la república popular dirigida por la clase
obrera.429
Todos los demás medios se han probado y han fracasado. Entre
quienes se apegaban a ellos, algunos han caído, otros han despertado y
otros están cambiando sus ideas. Los acontecimientos se desarrollan
con tanta rapidez que muchos sienten lo repentino del cambio y la
necesidad de aprender de nuevo. Es comprensible este estado de ánimo
y saludamos este buen deseo de ponerse de nuevo a aprender.
La vanguardia del proletariado chino aprendió el marxismo-
leninismo después de la Revolución de Octubre y fundó el Partido
Comunista de China. Entró de inmediato en las luchas políticas y sólo
ahora, después de recorrer durante veintiocho años un camino sinuoso,
ha logrado la victoria fundamental. De nuestra experiencia de
veintiocho años hemos extraído una conclusión igual a la que Sun Yat-
sen, en su testamento, extrajo de la “experiencia de cuarenta años”; es
decir, estamos profundamente convencidos de que para conquistar la
victoria “debemos despertar a las masas populares y unimos en una
lucha común con las naciones del mundo que nos traten en pie de
igualdad”. Sun Yat-sen tenía una concepción del mundo distinta de la
nuestra y partía de otra posición de clase al examinar y abordar los
problemas ; sin embargo, en la década del 20 de este siglo llegó a una
conclusión en lo esencial idéntica a la nuestra sobre el problema de
cómo luchar contra el imperialismo.
Desde la muerte de Sun Yat-sen han pasado veinticuatro años. La
revolución china, dirigida por el Partido Comunista de China, ha
realizado tremendos avances, tanto en la teoría como en la práctica, y
esto ha cambiado radicalmente la fisonomía de China. La experiencia
principal y fundamental obtenida hasta aquí por el pueblo chino se
resume en los dos puntos siguientes:
1. En el interior del país, despertar a las masas populares. Esto
significa unir a la clase obrera, al campesinado, a la pequeña burguesía
urbana y a la burguesía nacional, formar un frente único bajo la
dirección de la clase obrera y, partiendo de ello, avanzar hacia el
establecimiento de un Estado de dictadura democrática popular dirigido
por la clase obrera y basado en la alianza de los obreros y los
campesinos.
2. En el exterior, unimos en una lucha común con las naciones del
mundo que nos traten en pie de igualdad y con los pueblos de todos los
países. Esto significa aliamos con la Unión Soviética, con las
Democracias Populares y con el proletariado y las amplias masas
populares de todos los demás países para formar un frente único
internacional.430
“Ustedes se ponen de un lado.” Exactamente. Ponemos de un lado,
esto es lo que nos han enseñado la experiencia de cuarenta años de Sun
Yat-sen y la experiencia de veintiocho años del Partido Comunista, y
estamos firmemente convencidos de que, a fin de lograr y consolidar la
victoria, debemos ponemos de un lado. Las experiencias acumuladas en
estos cuarenta años y en estos veintiocho años muestran que todos los
chinos sin excepción tienen que ponerse, o del lado del imperialismo, o
del lado del socialismo. No es posible cabalgar sobre una tapia entre los
dos, ni existe un tercer camino. Combatimos a los reaccionarios
chiangkaishekistas que se ponen del lado del imperialismo, y estamos
también contra las ilusiones acerca de un tercer camino.
“Ustedes son demasiado irritantes.” Hablamos de cómo tratar a los
reaccionarios nacionales y extranjeros, o sea, a los imperialistas y sus
lacayos, y no de cómo tratar a cualquier otro. Con los reaccionarios no
surge el problema de irritarlos o no. Irritados o no irritados, seguirán
siendo los mismos, porque son reaccionarios. Podremos aislar a los
reaccionarios, vencerlos o arrancarles el Poder sólo si trazamos una
clara línea de demarcación entre ellos y los revolucionarios, ponemos
al desnudo las intrigas y maquinaciones de los reaccionarios,
despertamos la vigilancia y atención en las filas revolucionarias,
elevamos nuestra voluntad de lucha y aplastamos la arrogancia del
enemigo. Ante una fiera, no se debe mostrar la menor timidez. Que nos
sirva de ejemplo lo que hizo Wu Sung 8 en la colina de Ching-yang. A
los ojos de Wu Sung, el tigre de la colina de Chingyang, irritado o no,
siempre devoraba hombres. Una de dos: o matar al tigre, o dejarse
comer por él.
“Nos hace falta comerciar.” Completamente justo, siempre hace falta
comerciar. No estamos contra nadie, salvo los reaccionarios nacionales
y extranjeros que nos estorban para comerciar. Todos deben saber que
no son nadie más que los imperialistas y sus lacayos, los reaccionarios
chiangkaishekistas, quienes nos estorban para comerciar y para
establecer relaciones diplomáticas con los países extranjeros. Cuando
nosotros, uniéndonos con todas las fuerzas nacionales e
internacionales, hayamos derrotado a los reaccionarios interiores y
exteriores, podremos comerciar y establecer relaciones diplomáticas
con todos los países sobre la base de la igualdad, del beneficio
recíproco y del mutuo respeto a la integridad territorial y la soberanía.
“La victoria es posible incluso sin ayuda internacional.” Esta es una
idea errónea. En la época en que existe el imperialismo, sin
las431
diversas formas de ayuda de las fuerzas revolucionarias
internacionales, es imposible que una verdadera revolución popular, en
cualquier país que sea, logre la victoria ; aun cuando se lograra la
victoria, no podría consolidarse. Así ocurrió con la victoria y la
consolidación de la Gran Revolución de Octubre, como Lenin y Stalin
nos lo dijeron hace mucho. Así ocurrió también con la derrota de las
tres potencias imperialistas en la Segunda Guerra Mundial y con el
establecimiento de las Democracias Populares. Y así ocurre también
con el presente y el futuro de la China Popular. Imagínense, sin la
existencia de la Unión Soviética, sin la victoria en la Segunda Guerra
Mundial antifascista, sin la derrota del imperialismo japonés, sin el
nacimiento de las Democracias Populares, sin la lucha a que se
levantan las naciones oprimidas de Oriente y sin la lucha de las masas
populares de los EE.UU., Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Japón y
otros países capitalistas contra sus gobernantes reaccionarios, sin el
concurso de todos estos factores, las fuerzas reaccionarias
internacionales que pesan sobre nosotros serían indudablemente
muchas veces mayores que ahora. En tales circunstancias, ¿habríamos
podido lograr la victoria? Evidentemente que no. E incluso si la
hubiéramos logrado, sería imposible consolidarla. El pueblo chino tiene
sobrada experiencia al respecto. Esta experiencia se reflejó hace tiempo
en las palabras que dijo Sun Yat-sen en su lecho de muerte acerca de la
necesidad de unirse con las fuerzas revolucionarias internacionales.
“Necesitamos la ayuda de los Gobiernos de Inglaterra y EE.UU.”
Esta es también, en los tiempos que corren, una idea ingenua. Los
actuales gobernantes de Inglaterra y de EE.UU., que son imperialistas,
¿ayudarían a un Estado popular? Si esos países llegan a comerciar con
nosotros y si, supongamos, estuvieran dispuestos en el futuro a
prestamos dinero en condiciones de beneficio mutuo, ¿por qué lo
harían? Porque los capitalistas de esos países quieren ganar dinero, y
sus banqueros, cobrar intereses, para salvarse de su propia crisis ; eso
no es ninguna ayuda para el pueblo chino. Los Partidos Comunistas y
los partidos progresistas de esos países están presionando a sus
gobiernos para que comercien e incluso establezcan relaciones
diplomáticas con nosotros. Eso es muestra de buena voluntad, eso
es ayuda, y no puede colocarse en el mismo plano que la conducta de
la burguesía de dichos países. A lo largo de toda su vida, Sun Yat-sen
se dirigió incontables veces a los países capitalistas solicitando ayuda,
pero nada obtuvo y, por añadidura, sufrió despiadadas repulsas.
Sólo una vez en toda su vida Sun Yat-sen recibió ayuda
extranjera, y ésta432
fue la ayuda de la Unión Soviética. Que los lectores se remitan al
testamento del Dr. Sun Yat-sen, en el que aconsejaba insistentemente
no cifrar esperanzas en la ayuda de los países imperialistas, sino
“unimos con las naciones del mundo que nos traten en pie de igualdad”.
El Dr. Sun tenía experiencia: había sufrido, había sido engañado.
Debemos tener presentes sus palabras y no dejamos engañar a nuestro
turno. En el terreno internacional, pertenecemos al frente
antiimperialista encabezado por la Unión Soviética y, para obtener una
verdadera ayuda amistosa, sólo podemos dirigimos a este lado, y no al
lado del frente imperialista.
“Ustedes ejercen una dictadura.” Queridos señores míos, tienen
razón, es justamente eso lo que hacemos. Toda la experiencia
acumulada por el pueblo chino durante varios decenios nos enseña a
ejercer la dictadura democrática popular, lo que significa privar a los
reaccionarios del derecho a la palabra y dar ese derecho sólo al pueblo.
¿Qué se entiende por pueblo? En China, en la presente etapa, por
pueblo se entiende a la clase obrera, el campesinado, la pequeña
burguesía urbana y la burguesía nacional. Dirigidas por la clase obrera
y el Partido Comunista, estas clases se unen, forman su propio Estado,
eligen su propio gobierno y ejercen la dictadura sobre los lacayos del
imperialismo, es decir, sobre la clase terrateniente y la clase capitalista
burocrática, así como sobre sus representantes, los reaccionarios del
Kuomintang y sus cómplices, los reprimen, sólo les permiten actuar en
la forma debida y no les toleran que se extralimiten, ni de palabra ni de
hecho. Si se extralimitan de una u otra forma, se los reprime y se los
castiga inmediatamente. La democracia se practica en el seno del
pueblo, el cual goza de las libertades de palabra, de reunión, de
asociación, etc. Sólo el pueblo goza del derecho electoral, y no los
reaccionarios. La combinación de estos dos aspectos, democracia para
el pueblo y dictadura para los reaccionarios, constituye la dictadura
democrática popular.
¿Por qué es preciso proceder de esta manera? La razón es bastante
clara para todos. Si así no se procediera, la revolución fracasaría, el
pueblo sufriría y el Estado perecería.
“¿No quieren ustedes abolir el Poder estatal?” Sí, queremos,
pero no por el momento; aún no lo podemos hacer. ¿Por qué?
Porque aún existe el imperialismo, porque aún existe la reacción
interior, porque aún existen las clases en el país. Nuestra tarea
actual es fortalecer el aparato del Estado del pueblo –
principalmente el433
ejército popular, la policía popular y los tribunales populares – a fin de
consolidar la defensa nacional y proteger los intereses del pueblo. Esta
es la condición para que China, bajo la dirección de la clase obrera y
del Partido Comunista, pueda transformarse con pasos seguros de país
agrícola en país industrial, pasar de la sociedad de nueva democracia a
la sociedad socialista y comunista, abolir las clases y realizar la Gran
Armonía. El aparato del Estado, incluyendo el ejército, la policía y los
tribunales, es el instrumento de opresión de una clase por otra. Con
respecto a las clases enemigas, es un instrumento de opresión, es la
violencia y de ningún modo la “benevolencia”. “Ustedes no son
benévolos.” Exacto. Jamás aplicamos una política de benevolencia para
con las actividades reaccionarias de los reaccionarios y de las clases
reaccionarias. Aplicamos la política de benevolencia únicamente en el
seno del pueblo, y no para con las actividades reaccionarias de los
reaccionarios y de las clases reaccionarias, ajenos al pueblo.
El Estado popular protege al pueblo. Sólo cuando existe un Estado
popular, el pueblo puede, en todo el país y con participación de todos,
educarse y transformarse por métodos democráticos, y así
desembarazarse de la influencia de los reaccionarios interiores y
exteriores (influencia aún muy fuerte en la actualidad, que subsistirá
largo tiempo y que no puede ser eliminada rápidamente), librarse de los
malos hábitos e ideas adquiridos en la vieja sociedad, evitar dejarse
descarriar por los reaccionarios, y continuar el avance: el avance hacia
la sociedad socialista y comunista.
El método que empleamos al respecto es democrático, o sea, un
método de persuasión, y no de coacción. Cuando alguien del pueblo
viola la ley, también debe ser castigado, encarcelado o incluso
sentenciado a muerte; pero ésta es una cuestión de unos pocos casos
aislados, que difiere en principio de la dictadura ejercida sobre los
reaccionarios como clase.
A los miembros de las clases reaccionarias y a los elementos de la
reacción, después del derrocamiento de su Poder, mientras no se
rebelen, no cometan actos de sabotaje ni provoquen disturbios,
también se les dará tierra y trabajo, para que puedan vivir, reeducarse
por el trabajo y convertirse en gente nueva. Si no quieren
trabajar, el Estado popular los obligará a hacerlo. Con ellos se realizará
también un trabajo de propaganda y educación, y se hará, además, en
forma tan cuidadosa y a fondo como lo hemos hecho con los
oficiales prisioneros. Si se quiere, ésta también puede calificarse
de434
“política de benevolencia”, pero es impuesta por nosotros a los que
pertenecían a las clases enemigas y no puede ser colocada en un mismo
plano con el trabajo de autoeducación que realizamos en el seno del
pueblo revolucionario.
Semejante trabajo de reeducación de los miembros de las clases
reaccionarias lo puede efectuar sólo un Estado de dictadura
democrática popular bajo la dirección del Partido Comunista. Una vez
que se haya llevado a cabo con éxito, serán definitivamente eliminadas
las principales clases explotadoras de China, la clase terrateniente y la
clase capitalista burocrática (la clase capitalista monopolista). Queda
sólo la burguesía nacional; en la etapa actual ya podemos emprender en
forma apropiada un considerable trabajo educativo entre muchos de sus
componentes. Cuando llegue el momento de realizar el socialismo, es
decir, de nacionalizar las empresas privadas, daremos un paso más en
este trabajo de educación y transformación entre sus componentes. El
pueblo tiene en sus manos una poderosa máquina estatal y no teme la
rebelión de la burguesía nacional.
El problema serio es la educación del campesinado. La economía
campesina es dispersa, y la socialización de la agricultura, a juzgar por
la experiencia de la Unión Soviética, requerirá un tiempo largo y un
trabajo minucioso. Sin la socialización de la agricultura, no puede
haber un socialismo completo y sólido. La socialización de la
agricultura debe coordinarse en su marcha con el desarrollo de una
poderosa industria que tenga como sector principal las empresas
estatales 9 . El Estado de dictadura democrática popular debe resolver
sistemáticamente los problemas de la industrialización del país. Como
este artículo no se propone tratar en detalle las cuestiones económicas,
no me extenderé al respecto.
En 1924, en el I Congreso Nacional del Kuomintang, dirigido por el
propio Sun Yat-sen y en el cual participaron los comunistas, se adoptó
un famoso manifiesto que declaraba:
“En los Estados modernos, el llamado sistema democrático es
generalmente monopolizado por la burguesía y se ha convertido
simplemente en un instrumento de opresión de la gente sencilla. En
cambio, el principio de democracia del Kuomintang representa el bien
común de toda la gente sencilla, y no algo que una minoría pueda
arrogarse.”
Aparte de la cuestión de quién dirige a quién, el principio de
democracia aquí aludido corresponde, como programa político
general, a lo que llamamos democracia popular o nueva
democracia. Un sis-435
tema estatal que sólo sea bien común de toda la gente sencilla y no algo
que la burguesía pueda arrogarse, más la dirección ejercida por la clase
obrera, he aquí el sistema estatal de dictadura democrática popular.
Chiang Kai-shek traicionó a Sun Yat-sen e implantó la dictadura de
la clase capitalista burocrática y la clase terrateniente como instrumento
para oprimir a la gente sencilla de China. Esta dictadura
contrarrevolucionaria reinó durante veintidós años, y sólo ahora ha sido
derrocada por la gente sencilla de China bajo nuestra dirección.
Los reaccionarios extranjeros que nos acusan de ejercer la
“dictadura” o el “totalitarismo” son precisamente quienes los ejercen.
Ejercen la dictadura o el totalitarismo de una sola clase, la burguesía,
sobre el proletariado y el resto del pueblo. Sun Yat-sen se refería
precisamente a estos individuos al hablar de la burguesía de los Estados
modernos, que oprime a la gente sencilla. Y precisamente de estos
canallas reaccionarios ha aprendido Chiang Kai-shek la dictadura
contrarrevolucionaria.
Chu Si, filósofo de la dinastía Sung, escribió muchos libros y dejó
muchas sentencias, hoy ya olvidadas; sin embargo, una de ellas aún se
recuerda: “Trata a cada cual del mismo modo que él trata a los
demás.” 10 Esto es justamente lo que hacemos; tratamos a los
imperialistas y sus lacayos, los reaccionarios chiangkaishekistas, del
mismo modo que ellos nos tratan. ¡Eso es todo y nada más!
La dictadura revolucionaria y la dictadura contrarrevolucionaria son
opuestas por naturaleza, pero de la segunda se aprendió a ejercer la
primera. Tal aprendizaje es muy importante. Sin poseer este método de
dominar a las clases contrarrevolucionarias, el pueblo revolucionario
no podrá mantener su Poder, la reacción interior y exterior derrocará
ese Poder y restaurará su dominio sobre China, y el desastre se abatirá
sobre el pueblo revolucionario.
La dictadura democrática popular se basa en la alianza de la clase
obrera, el campesinado y la pequeña burguesía urbana y,
principalmente, en la alianza de los obreros y los campesinos, porque
estas dos clases constituyen del 80 al 90 por ciento de la población de
China. el derrocamiento del imperialismo y de los reaccionarios
kuomintanistas se debe principalmente a la fuerza de estas dos clases.
La transición de la nueva democracia al socialismo depende
principalmente de la alianza de estas dos clases.
La dictadura democrática popular necesita la dirección de la clase
obrera, porque la clase obrera es la más perspicaz, la más
desin-436
teresada y la más consecuentemente revolucionaria. “Toda la historia
de la revolución prueba que, sin la dirección de la clase obrera, la
revolución Fracasa y que, con la dirección de la clase obrera, la
revolución triunfa. En la época del imperialismo, ninguna otra clase en
ningún país puede conducir una verdadera revolución a la victoria. Lo
prueba claramente el hecho de que fracasaron todas las numerosas
revoluciones dirigidas por la pequeña burguesía y la burguesía nacional
de China.
La burguesía nacional es de gran importancia en la actual etapa. Aún
tenemos frente a nosotros al imperialismo, enemigo muy feroz. La
industria moderna de China todavía representa sólo una parte muy
reducida del total de la economía nacional. Por el momento no se
dispone de estadísticas fidedignas, pero a juzgar por algunos datos, el
valor de la producción de la industria moderna, antes de la Guerra de
Resistencia contra el Japón, sólo constituía aproximadamente el 10 por
ciento del valor global de la producción de la economía nacional. Para
hacer frente a la opresión imperialista y elevar su economía atrasada a
un nivel más alto, China debe utilizar todos los elementos del
capitalismo de la ciudad y del campo que sean beneficiosos y no
perjudiciales para la economía nacional y la vida del pueblo, y
debemos unimos con la burguesía nacional para una lucha común.
Nuestra política actual es limitar el capitalismo, y no destruirlo. Pero la
burguesía nacional no puede desempeñar el papel dirigente en la
revolución, ni debe ocupar el puesto principal en el Poder estatal. La
razón de ello reside en que su posición social y económica determina
su debilidad ; esta clase carece de perspicacia y de valor suficiente, y
muchos de sus componentes tienen miedo a las masas.
Sun Yat-sen abogaba por “despertar a las masas populares” o
“ayudar a los campesinos y obreros”. ¿Quién, pues, los va a
“despertar” y “ayudar”? Sun Yat-sen pensaba en la pequeña burguesía y
la burguesía nacional. En realidad, ellas no pueden hacerlo. ¿Por qué
terminaron en el fracaso los cuarenta años de actividad revolucionaria
de Sun Yat-sen? Porque en la época del imperialismo, la pequeña
burguesía y la burguesía nacional no pueden conducir ninguna
revolución verdadera a la victoria.
Nuestros veintiocho años han sido muy diferentes. Tenemos mucha
experiencia valiosa. Un Partido disciplinado, pertrechado con la teoría
marxista-leninista, que practica la autocrítica y está ligado con las
masas populares; un ejército dirigido por tal Partido; un frente único de
todas las clases revolucionarias y de todos los grupos437
revolucionarios dirigido por tal Partido: éstas son las tres armas
principales con las que hemos derrotado al enemigo. Ellas nos
diferencian de nuestros predecesores. Gracias a estas tres armas, hemos
logrado la victoria fundamental. Hemos recorrido un camino sinuoso.
Hemos luchado contra las desviaciones oportunistas en el Partido, tanto
de derecha como de “izquierda”. Cada vez que cometíamos graves
errores en estas tres materias, la revolución sufría reveses.
Aleccionados por los errores y los reveses, nos hemos hecho más
inteligentes y manejamos mejor nuestros asuntos. Para cualquier
partido político o persona es difícil evitar los errores, pero procuramos
que se yerre menos. Una vez cometido un error, debemos corregirlo, y
cuanto más rápido y más a fondo, mejor.
Al resumir nuestra experiencia, podemos condensarla en un punto:
la dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera (a través
del Partido Comunista) y basada en la alianza de los obreros y los
campesinos. Esta dictadura debe unirse con las fuerzas revolucionarias
internacionales. He aquí nuestra fórmula, nuestra experiencia esencial,
nuestro programa principal.
Los veintiocho años de vida de nuestro Partido constituyen un largo
período, en el cual sólo hemos hecho una cosa: hemos logrado la
victoria fundamental en la guerra revolucionaria. Ella merece
celebrarse, porque es la victoria del pueblo, porque es una victoria
conquistada en un país tan grande como China. Pero aún nos queda
mucho por hacer; si lo comparamos con un viaje, nuestro trabajo ya
realizado es tan sólo el primer paso dado en una larga marcha de diez
mil li. Aún nos quedan por liquidar los remanentes del enemigo.
Tenemos por delante la seria tarea de la construcción económica.
Pronto dejaremos a un lado algunas de las cosas que conocemos bien y
nos veremos obligados a ocupamos de cosas que no conocemos bien.
He aquí la dificultad. Los imperialistas calculan que no seremos
capaces de administrar bien nuestra economía; nos observan desde la
orilla, esperando nuestro fracaso.
Debemos vencer las dificultades, debemos aprender lo que
ignoramos. Debemos aprender de todos los entendidos (sean quienes
fueren) a trabajar en el terreno económico. Debemos estimarlos como
maestros, aprendiendo de ellos respetuosa y concienzudamente. No
aparentemos saber cuando no sabemos. No nos demos aire de
burócratas. Si ahondamos en un tema durante varios meses, durante un
año o dos, durante tres o cinco, finalmente lo dominaremos. Al
comienzo, algunos de los comunistas soviéticos tampoco sabían
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ministrar bien los asuntos económicos, y los imperialistas también
esperaban su fracaso. Pero el Partido Comunista de la Unión Soviética
salió victorioso y, bajo la dirección de Lenin y Stalin, no sólo supo
hacer la revolución, sino también realizar la construcción. Ha edificado
un grande y espléndido Estado socialista. El Partido Comunista de la
Unión Soviética es nuestro mejor maestro y debemos aprender de él. La
situación, tanto nacional como internacional, está a nuestro favor, y es
plenamente posible que, contando con el arma de la dictadura
democrática popular, unamos a toda la gente del país, salvo los
reaccionarios, y lleguemos con paso firme a nuestra meta.
NOTAS
1
Se refiere a una sociedad basada en la propiedad social, libre de la explotación y
opresión de clase: un noble ideal acariciado desde hace mucho por el pueblo chino:
Aquí, por reino de la Gran Armonía se entiende la sociedad comunista.
2
Véase V. I. Lenin, La Enfermedad Infantil del “izquierdismo” en el Comunismo,
cap. II, en que Lenin dice:
“En el transcurso de casi medio siglo, aproximadamente de 1840 a 1890, el
pensamiento avanzado en Rusia, bajo el yugo del despotismo inaudito del zarismo
salvaje y reaccionario, buscaba ávidamente una teoría revolucionaria justa, siguiendo
con un celo y una atención admirables cada `última palabra’ de Europa y América en
este terreno. Rusia hizo suya la única teoría revolucionaria justa, el marxismo, en
medio siglo de torturas y de sacrificios inauditos; de heroísmo revolucionario nunca
visto, de energía increíble y de investigación abnegada, de estudio, de
experimentación en la práctica, de desengaños, de comprobación, de comparación
con la experiencia de Europa.”
3
En 1840-1842, ante la oposición del pueblo chino a su tráfico del opio,
Inglaterra envió tropas a invadir la provincia de Kuangtung y otras regiones costeras
de China, so pretexto de proteger el comercio. Las tropas en Kuangtung mantuvieron
una guerra de resistencia bajo el mando de Lin Tse-sü.
4
Jung Siu-chúan (1814-1864), nacido en Kuangtung, fue dirigente de una guerra
revolucionaria campesina a mediados del siglo XIX. En 1851 dirigió en la provincia
de Kuangsí un levantamiento de masas y proclamó el Reino Celestial Taiping, que
ocupó muchas provincias y luchó durante catorce años contra la dinastía Ching. Esta
guerra revolucionaria fracasó en 1864 y Jung Siu-chüan se envenenó.
5
Kang You-wei (1858-1927), natural del distrito de Nanjai, provincia de
Kuangtung. En 1895, un año después que China fue derrotada por el imperialismo
japonés, Kang You-wei, al frente de 1.300 candidatos al tercer grado que tomaban
parte en los exámenes imperiales en Pekín, presentó al emperador Kuangsü un
“memorial de diez mil palabras”, en el que se le pedía una “reforma política y
modernización” y el cambio de la monarquía autocrática por una monarquía
constitucional. En 1898, con el intento de introducir reformas, el emperador
incorporó a Kang You-wei, junto con Tan Si-tung, Liang Chi-chao y otros, a la
dirección de los asuntos del Estado. Más439
tarde, la emperatriz viuda Tsisi, que representaba a los ultraconservadores, tomó de
nuevo el Poder, y el movimiento por las reformas fracasó. Kang You-wei y Liang
Chi-chao huyeron al extranjero y formaron una sociedad para proteger al emperador;
sociedad que pasó a ser una facción política reaccionaria en oposición a los
revolucionarios burgueses y pequeñoburgueses representados por Sun Yat-sen. Entre
las obras de Kang figuran Falsificaciones en los Clásicos de los Preceptos
Confucianos, Confucio como Reformador y Tatung Shu (Libro de la Gran Armonía).
6
Yen Fu (1853-1921), de Fuchou, provincia de Fuchién, estudió en una academia
naval en Inglaterra. Después de la Guerra Chino-Japonesa en 1894, patrocinó la
monarquía constitucional y diversas reformas para modernizar a China. Sus
traducciones: Evolución y Ética, de T. H. Huxley; La Riqueza de las Naciones, de
Adam Smith; Sistema de Lógica, de J. S. Mill; El Espíritu de las Leyes, de
Montesquieu, y otras, sirvieron de vehículos para la difusión del pensamiento burgués
europeo en China.
7
La Revolución de 1911 derrocó el régimen autocrático de la dinastía Ching. El
10 de octubre de ese año, un sector del Nuevo Ejército, incitado por las sociedades
revolucionarias de la burguesía y pequeña burguesía de la época, se sublevó en
Wuchang; a continuación, se sucedieron sublevaciones en otras provincias, y se
derrumbó pronto el dominio de la dinastía Ching. El 1o de enero de 1912 se estableció
en Nankín el Gobierno Provisional de la República de China, y Sun Yat-sen fue
elegido Presidente Provisional. La revolución logró la victoria mediante la alianza de
la burguesía, los campesinos, los obreros y la pequeña burguesía urbana. Pero, como
el grupo dirigente de la revolución era, por naturaleza, propenso a entrar en
componendas, como no proporcionaba beneficios reales a los campesinos y cedía a la
presión del imperialismo y de las fuerzas feudales, el Poder cayó en manos de Yuan
Shi-kai, caudillo militar del Norte, y la revolución fracasó.
8
Uno de los héroes de la novela Shui Ju Chuan (A la Orilla del Agua), quien con
las manos desnudas mató un tigre en la colina de Chingyang. Este es uno de los
episodios más populares de esa Famosa novela.
9
Para la relación entre la socialización de la agricultura y la industrialización del
país, véase Sobre el Problema de la Cooperación Agrícola (secciones 7 y 8), informe
presentado por el camarada Mao Tse-tung, el 31 de julio de 1955, en la Conferencia
de los Secretarios de los Comités Provinciales, Municipales y de Regiones
Autónomas del Partido Comunista de China. En este informe, el camarada Mao Tse-
tung, a la luz de la experiencia soviética y de la práctica de nuestro país, desarrolló
con amplitud la tesis de que la socialización de la agricultura debe coordinarse en su
marcha con la industrialización socialista.
10
Cita del comentario de Chu Si al libro La Doctrina del Medio, cap. XIII.440